Por fuera son idénticos a los de toda la vida y hacen exactamente lo mismo: calentar el aire que hay a su alrededor. Sin embargo, mientras esto sucede se está produciendo un auténtico truco de magia en su interior. Hablamos, claro, de los radiadores de calor azul.
Si nunca has oído nada sobre ellos es porque se trata de una tecnología que solo está disponible para viviendas con calefacción eléctrica. Y seamos sinceros, un hogar tradicional tiende a apostar por la calefacción de gas (cualquiera de ellos) antes que por esta otra opción.
Pero eso no significa que no haya millones de hogares calentándose a través de la energía que llega de la red. Y ahí es cuando la cosa se complica. En este mundo, no hay un solo tipo de radiador. La lista es bastante extensa.
Hasta hace unos años las opciones se resumían básicamente al calefactor eléctrico tradicional, ese que se limita a elevar la temperatura del aire por convección, sin mediar ningún líquido de por medio. En poco tiempo la cosa fue diversificándose.
Hoy, si echamos un vistazo al mercado, nos toparemos también con convectores, radiadores halógenos o radiadores de aceite. ¿Quiénes son los último en discordia? Pues los mencionados radiadores de calor azul.
Su uso no está aún muy extendido en España y existe un gran desconocimiento respecto a su funcionamiento, instalación y consumo energético. Por eso en este artículo queremos poner un poco de orden.
¿Qué son los radiadores de calor azul? ¿Son lo mismo que los radiadores de energía azul? ¿Cuánto consumen? ¿Cómo funcionan? Vayamos paso a paso.
En la práctica son radiadores de aceite que en lugar de utilizar este material emplean un componente químico llamado “calor azul” o “sol azul”. Se trata de un fluido caloportador mucho más eficiente que el aceite. ¿Cuánto? Pues bastante.
“Cada vatio de electricidad consumido [con este líquido] se transforma en calor sin pérdida alguna”, explica PcComponentes, desde donde se venden modelos de dicha tecnología. Para entender cómo un fluido es capaz de generar calor, hay que irnos al mundo de la química.
Tanto los radiadores de calor azul como los de aceite se aprovechan del denominado efecto joule. Descubierto en 1841 por el científico James Prescott Joule, este fenómeno refiere a la corriente eléctrica que fluye por un sólido o líquido con una cierta conductividad.
“La energía eléctrica se convierte en calor a través de las pérdidas resistivas de forma irreversible”, explican desde CaloryFrío. Recordemos que esa corriente la estamos pasando desde nuestra instalación. “Los electrones colisionan con los átomos del material conductor, causando el calentamiento de este”.
En el caso de los calefactores de energía azul, nos encontramos con una carcasa de aluminio, material que conduce muy bien el calor. Este después, pasará su temperatura al aire mediante convección. Vamos, lo que ya conocemos del resto de sistemas.
A esto suelen añadir una rendija para emitir el calor más deprisa, y un panel digital que permite ajustar la temperatura deseada y otros parámetros más concretos del aparato.
Por muy eficientes que sean respecto a los radiadores eléctricos tradicionales, siguen siendo aparatos que dependen de la misma energía. Solo ya eso supone que los radiadores de calor azul sean bastante gastones en cómputo general.
Para destacar las virtudes de esta tecnología, por tanto, tenemos que olvidarnos de las alternativas que ofrece el butano o la parafina, porque siempre será más cara de utilizar. Ahora bien, dentro del mundo eléctrico, son una opción muy interesante a tener en cuenta.
Lo primero que hay que destacar es que ofrecen un funcionamiento relativamente veloz. Todo el tema del efecto joule es mucho más efectivo que la simple convección mediante resistencias. Funcionar más rápido permite tenerlo menos tiempo encendido. Osase, consumir menos.
“El rendimiento del calor azul es del 100%”, señala el comercio. “El fluido de Sol Azul genera mucho más calor que el aceite, además, una vez apagamos el radiador, este es capaz de retenerlo durante mucho menos tiempo”.
Dejando eso de lado, son aparatos que no generan residuos ni emiten gases peligrosos para la salud. Es una tecnología amable que no produce ni ruidos ni olores y permite calentar una estancia sin prácticamente sentir la presencia del radiador.
A esto se suma un control preciso de la temperatura gracias a al panel digital incorporado (en los últimos modelos). Hay productos que incluso implementan un mando a distancia para que lo puedas operar sin levantarte del sofá.
Y claro, si hay componentes tecnológicos de por medio, es normal que también encontremos funciones de programado. Ya sabes lo importante que es esto para ahorrar en la factura de la luz, por lo que es un factor a considerar.
Lo mismo decimos del soplador de aire que ya llevan casi todos los radiadores azules, y que se encarga de empujar el aire caliente limpio directamente a la estancia que queremos aclimatar.
Añádele a todo ello una instalación nula (enchufarlos a la corriente y ya), unos pesos contenidos y un diseño atractivo, y tendrás delante la respuesta al porqué dichos calefactores de energía azul están haciendo tanto ruido.
Nada es perfecto y los calefactores de energía azul no son la excepción. Ya hemos mencionado que todo sistema de calefacción eléctrico siempre va a ser peligrosamente caro por el precio actual de la energía. Eso afecta de lleno a estos aparatos.
De ahí que los expertos no recomienden su compra para viviendas de tamaño mediano o grande: el bofetón en la factura a final del invierno puede ser importante si lo apostamos todo a ellos.
Y eso no es todo. Aunque se vende como un punto a favor el precio de adquisición, la realidad es que para tener un radiador de calor azul realmente eficiente y efectivo, tendremos que desembolsar una buena cantidad de dinero.
Si te metes en cualquier tienda digital, de primeras te sorprenderás con modelos que apenas superan los 60 o 70 euros. ¿Qué pasa? Que los interesantes de verdad pasan de los 200, 300 y hasta 500 euros. Ahora vete sumando por habitación o estancia y ya tienes el lío montado.
Al final, lo que muchos técnicos concluyen es que los radiadores de calor azul son una buena alternativa para “salir del paso” pero nada más. Si estás pensando en comprar un aparato calefactor, entonces no dudes en echarle un ojo.
ventajas | desventajas |
---|---|
No produce ni olores ni gases ni residuos. | Menor eficiencia que otros sistemas. |
Instalación inexistente y sencilla. | Mucho más caro que alternativas de gas. |
Mantiene calor residual. | Precio muy elevado de los modelos más eficientes. |
Variedad de modelos y precios. | Inadecuado para espacios muy grandes o climas muy fríos. |
Control preciso de la temperatura. |
Nos hemos dejado lo más interesante para el final. Ok, te decides por un modelo de calefactor de energía azul que no es muy caro y que crees que te va a ayudar a pasar menos frío este invierno. Además del coste de la compra, ¿qué impacto va a tener sobre tu factura de la luz?
Pues depende del precio de la electricidad, de a qué hora hayas puesto a funcionar el aparato (por eso de los tramos horarios) y de la eficiencia misma del modelo elegido. O lo que es lo mismo, que es imposible dar una cifra exacta del gasto del radiador.
De media podrías dejarte unos 220-230 euros al mes en ellos durante el invierno (momento del año con la energía más cara). Pero lo importante no es eso. Es más interesante mirar el tema de la eficiencia.
Para el marketing decir que un radiador de calor azul tiene una eficiencia del 100% suena genial ¿verdad? El problema es que no es ni de lejos una cifra buena para lo que se destila en otros aparatos calefactores.
Esto último significa que por cada vatio térmico de calor se genera otro vatio eléctrico. Si nos vamos a la bomba de calor —la alternativa que recomiendan la mayoría de expertos—, nos topamos con una eficiencia del 360%. Sí, sí, tal y como lo lees.
Dicha tecnología solo consume 0,28 W para conseguir el mismo calor que el calefactor de energía azul. Así que ya sabes, antes de dejarte llevar por las promesas comerciales o lo que te ha dicho tu vecino, piénsatelo bien.
El radiador de calor azul puede ser óptimo en circunstancias muy concretas, pero no como opción principal. Escoge bien tu sistema de calefacción y deja que EnergyGO te proporcione le electricidad que necesitas para sobrevivir al frío.
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