Los tienes por toda la casa, siempre los has comprado sin pensar en nada más que su uso básico, y empiezas a desprenderte de ellos para dejar espacio al wifi y el resto de conexiones inalámbricas. Pero ¿realmente sabes qué es un cable?
Estos cumplen la función de transportar la energía eléctrica de un punto de emisión hasta el punto final de recepción, así de sencillo. La parte más complicada está en distinguirlos y saber para qué sirve cada uno.
Si quieres conocer la diferencia entre ellos y evitar tener que llamar a un técnico o tirar cosas a la basura cada vez que hay una avería, hoy te contamos el “abc” de estos componentes: sus tipologías, cómo distinguirlos por su color y sus combinaciones.
Lo primero de todo es por seguridad. El cableado de un inmueble debe cumplir con la normativa vigente para instalaciones eléctricas que se encuentra recogida en el Reglamento Electrotécnico para Baja Tensión (REBT).
En él se regulan todos los aspectos a tener en cuenta en la instalación eléctrica de un hogar, como la instalación de los receptores (transformadores y autotransformadores), o aquellas instalaciones generadoras de baja tensión.
Todas ellas son instrucciones técnicas complementarias, también llamadas ITCs, donde también se regula el cableado de alimentación. ¿Qué es lo que dice sobre el color de los cables?
Por un lado aclara que el sistema debe estar preparado para asumir y regular la demanda de los puntos de luz de un hogar. Es decir, debe proveer y regular la corriente de todos los electrodomésticos y dispositivos que requieran estar conectados, así como controlar las corrientes armónicas de arranque (consumo de energía no lineal) y el desequilibrio de fases.
Por otro, señala dónde debe instalarse el cuadro eléctrico de una vivienda. Según el REBT tiene que encontrarse lo más próximo a la entrada de la derivación principal, la que viene de nuestro contador eléctrico.
Además, por cuestiones de seguridad, ha de estar situado en la puerta de entada a una altura superior a 1,5 metros y no puede exceder los 2 metros.
El funcionamiento de un sistema eléctrico en una vivienda debe tener tres tipos de cables para proveer al hogar de la energía necesaria cumpliendo a su vez con las medidas de seguridad. Tiene que estar formado por un cable de tierra, uno de fase y otro neutro.
El de tierra, aunque no sea imprescindible para tener luz, es de carácter obligatorio ya que es el encargado de desviar la electricidad a la pica de la tierra, un elemento de cobre que se encarga de recibir la corriente en casos de fugas. De esta manera se evitan las descargas a personas o dañar los aparatos del hogar.
Por su parte, el cable de fase es el que conduce la corriente eléctrica desde la caja de servicio hasta el punto de recepción, como los enchufes o interruptores, por lo que hay que prestar especial atención a este.
Y, finalmente, el conductor neutro es el responsable de devolver la corriente al sistema.
Cada uno cumple una función totalmente diferente y, de cara a su manipulación, hay que saber distinguirlos. Por eso cada país regula de forma obligatoria el color de su recubrimiento de plástico: para que sea igual en todos los hogares y tanto los profesionales como los dueños de las casas puedan manipularlos.
En nuestro caso, y siguiendo las indicaciones del REBT, los conductores de tierra son de color verde y amarillo. Por su parte, los de fase pueden ser de color marrón, negro o gris. Y, finalmente, el neutro se distingue por un único color: el azul.
Así, cuando abras tu cuadro de luz y veas la conexión de los diferentes cables, podrás saber qué función tiene cada uno. De acuerdo con las pautas del Reglamento Electrotécnico para la Baja Tensión, estos deberán ser de cobre y tener una tensión de 450/750V.
Antes de comprar un cable nuevo, asegúrate de que sea un cable HAR, el cual está regulado por la Unión Europea y garantiza que los cables estás armonizados por una serie de requisitos marcados por el Comité Europeo de Normalización Electrotécnica (CENELEC).
Aquellos cables que cumplan tendrán impresas las letras “HAR” en su revestimiento exterior, su etiquetado o en las roscas de identificación.
Una vez aclarados los tipos de cables, su combinación también puede variar. Dependiendo de ella se puede obtener una instalación monofásica o trifásica.
La monofásica destaca, como bien dice su nombre, por tener una sola fase y un neutro y es la más habitual en los hogares. Su combinación puede variar y puede tener cables bipolares o tripolares, los últimos incluyendo la toma de tierra.
Por otro lado, la trifásica se caracteriza por tener una combinación de neutro y tres fases (cuatro cables más que el de toma de tierra) y es propia de inmuebles más grandes que las viviendas, como locales grandes, empresas y fábricas. Puede llegar a tener hasta cinco conductores y a asimilar 380V.
Y, si quieres ir un paso más allá y saber lo último en cables, los libres de halógenos son una de las propuestas más interesantes. Destacan por prescindir de ese material. Uno, que contiene hasta 17 sustancias químicas perjudiciales para la salud y el medioambiente.
Con ellos, reducirás la emisión de gases tóxicos y evitarás incendios potenciales gracias a la disminución de componentes que entran en combustión, como el cloruro de polivinilo, formado por carbono, hidrógeno y cloro.
¿Siguen sin convencerte? Tanta tecnología podría hacerte pensar que son muy caros y que no merecen la pena. La realidad, en cambio, es que son bastante accesibles, por lo que podrás comprarlos en cualquier tienda de electricidad o ferretería.
Ahora, la próxima vez que veas un montón de cables de colores enredados en la pared, ya no tendrás que correr a Internet para resolver tus dudas. En EnergyGO deseamos que te conviertas en todo un experto de la electricidad. Si quieres conocer nuestra oferta de energías 100% renovables, llámanos al 900 622 700 o visita nuestra web.