En verano sí o sí necesitamos un aparato que nos refresque para sobrevivir en esa sauna a la que llamamos casa. A la hora de elegir una forma de reducir la temperatura del interior del hogar, oficina u otro espacio, la opción más rápida es el aire acondicionado.
Pero ¿cuál de todos? Realmente existen muchas más variedades de las que pensamos, entre inverter, los “pingüinos”, centralizados, splits, e incluso sistemas evaporativos.
Tus necesidades y otros factores serán las que marquen qué dispositivo es que el que más se adapta a ti y tu hogar. Por ello, ajustar la elección a unas características realistas es esencial.
No vale de nada comprar un aparato extremadamente potente si al final es excesivo y gasta más.
Uno de los sistemas más recomendados es el aire acondicionado por conductos o centralizado. Son aquellos que requieren una instalación más complicada pero que obtienen los mejores resultados porque mantienen una temperatura constante.
A continuación, te vamos a explicar cómo funcionan, sus tipos, eficiencia y consumo. Así tendrás la información necesaria para hacer un balance y saber si te merece la pena instalarlo en tu hogar.
El aire acondicionado centralizado (también llamado por conductos) tiene un funcionamiento más simple de lo que crees. Este tipo de sistemas están generalmente compuestos de una unidad que se encuentra en el interior.
Esta se encuentra conectada a una serie de conductos colocados en forma de red. Como habrás visto en los locales o espacios en los que están instalados estos aires, los tubos no se ven porque van colocados en un falso techo.
Los conductos finalizan en cada habitación en forma de rejillas y es por donde el sistema de aire acondicionado distribuye el aire y rebaja la temperatura. Una ventaja de estos aparatos, por si no lo sabías, es que sirven tanto para verano como invierno.
Como funcionan en base a la temperatura que tú establezcas en el termostato, cuando la temperatura exterior sea de 5 grados, si lo configuras a 21, el aire saldrá caliente.
Este tipo de sistemas de aire acondicionado centralizado están considerados muy confortables y discretos. De hecho, además de la eficiencia, la parte estética es una de las características que más atractivo lo hace.
Aun así, ciertos comercios y locales prefieren adaptarse a las nuevas tendencias decorativas y dejar los conductos a la vista. Estos gigantescos tubos metálicos forman parte de un diseño con estilo “industrial”.
Dependiendo de los materiales de construcción, necesidades y espacio, los aires acondicionados por conductos pueden presentar un tipo u otro. Todos los conductos de distribución sean del tipo que sea, deben cumplir los mínimos requeridos por las instalaciones térmicas.
Por un lado, están los de chapa metálica. Estos están compuestos por diferentes materiales y se adaptan a cualquier instalación. Lo único que requieren es un aislamiento posterior para evitar que se pierda la temperatura, reducir el ruido y además proteger el conducto.
Otro tipo de material es la lana de vidrio. Los paneles que se fabrican con este son rígidos hechos a base de lana de vidrio aglomerado. El exterior está cubierto por una capa de aluminio y actúa como protección ante el vapor convirtiéndolo en hermético.
En tercer lugar, están los flexibles. Estos son tubos en forma de fuelle creados con materiales como el poliéster o aluminio y tienen una longitud máxima de 1,2 metros. Este tipo utiliza también lana de vidrio, pero como aislante. Su uso se basa en la conexión entre conducto y rejillas.
En la situación actual, con la subida del precio de la luz a todos nos preocupa la eficiencia energética de los electrodomésticos de nuestra casa. Por eso, los equipos que instalemos en el hogar tienen que contar con la mejor calificación posible.
La eficiencia energética de los equipos es uno de los factores más importantes a la hora de escoger que aparato comprar. Y no nos referimos exclusivamente a la del motor, sino a la de los equipos en sí.
Para que conseguir los mejores resultados deberás contar con el adecuado aislamiento para que el confort térmico y el ahorro máximo de energía estén asegurados.
Las instalaciones, según el Reglamento de las Instalaciones Térmicas en los Edificios, existen unas instrucciones técnicas específicas a la hora del diseño de la instalación de climatización. Estos existen para garantizar unos objetivos mínimos de bienestar e higiene.
En concreto, algunos de los más importantes como podrás imaginar es la calidad del aire interior del local, la cantidad de ruido que hace la instalación durante su funcionamiento y exigencias de limpieza e higiene.
Como la mayoría de los equipos de aire acondicionado y bombas de calor, desde el año 2015, todos tienen que incorporar la etiqueta con su factor de eficiencia energética estacional. En el caso del modo frio será SEER y para el modo calor será un coeficiente de rendimiento estacional (SCOP).
Estas medidas son calculadas dependiendo de diferentes factores. Algunos de ellos son el consumo del equipo a pleno rendimiento, en standby, apagado y el equipo funcionando con cargas parciales.
Para saber si un aire acondicionado va a funcionar lo suficientemente bien tienes que fijarte en su potencia y frigorías. En función de tus necesidades, estos parámetros cambiarán.
Los metros cuadrados de la zona, el número de personas, el aislamiento de tu casa, número de ventanas y la iluminación son los factores más importantes a tener en cuenta para elegir el mejor aire para ti.
Puede que no lo sepas, pero, las frigorías por horas son las que realmente indican cuánta capacidad tiene el climatizador para enfriar. Es un concepto que está directamente relacionado con la energía que consume.
Básicamente, es la cantidad que necesitas de frío para absorber una kilocaloría. La equivalencia si lo pasamos a vatios es de 1,163 W. Por tanto, 1000 vatios serían aproximadamente algo más de 850 frigorías.
Vale, pero ¿cómo se yo cuántas frigorías necesito para que nuestro aire acondicionado sea eficiente? La operación es muy sencilla, servirá con multiplicar 100 o 150 frigorías por los metros cuadrados que tiene el espacio.
Así, un salón medio de 30 metros necesitará una potencia de entre 3000 y 4500 frigorías. Para calcular el consumo habrá que multiplicar por tanto la potencia del aparato con la media de horas que crees que estará conectado.
La eficiencia energética de un equipo de aire acondicionado por conductos, sin lugar a dudas, dependerá de las características y de la tecnología que incorpore el equipo. Los más modernos incorporan el modo inverter para optimizar el funcionamiento y reducir el consumo energético.
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