Aunque todavía son raras de ver, en España la idea de traspasar las ventajas del suelo radiante a los techos va calando. Hoy ya es frecuente ver casas modernas con lo primero, y en los próximos años también será habitual lo segundo.
Y es lógico. El suelo radiante ofrece unas ventajas a nivel de comodidad y de eficiencia a las que no puede aspirar ninguna otra alternativa de calefacción o refrigeración. Era cuestión de tiempo que esta fórmula se trasladara al techo radiante.
Al fin y al cabo hablamos de sistemas parecidos con funciones idénticas. La cuestión es que esta otra versión es todavía más interesante que el propio suelo radiante en ciertos contextos. Algo tiene que ver en ello la estratificación y el comportamiento del calor en las estancias.
Claro que estamos dando por hecho que detrás del sistema hay aerotermia, una bomba de calor o algún otro sistema energético de alta eficiencia (véase una caldera de condensación). Estas sinergias tienen efectos brutales sobre el ahorro a final de mes.
El techo radiante es la aplicación del suelo radiante en las protecciones superiores de las estancias. Seguimos hablando de una serie de capas aislantes atravesadas por una red de tuberías con agua o fluido caloportador.
Este líquido se calienta previamente con una bomba de calor, paneles fotovoltaicos, una caldera, o el sistema que se prefiera, y luego se hace circular por el sistema para distribuir el calor de forma homogénea.
Al igual que sucede con el suelo radiante, la instalación del techo radiante es invisible a nivel decorativo, y deriva en una superficie más caliente. La cuestión es que esta ni la vamos a tocar ni a pisar (como si ocurre en el otro caso de forma recurrente).
Entonces ¿qué sentido tiene? Podemos responder con dos argumentos. El primero, es que el techo radiante permite aligerar y mucho la instalación de todos los componentes del sistema.
Los primeros suelos radiantes estaban formados por una capa de aislante, otra de tuberías y una final de mortero. En conjunto formaban un grosor de hasta cas 10 centrímetros, con pesos superiores a los 100kg/m2.
La tecnología fue avanzando, y cosas como los morteros autonivelantes permitieron reducir las cargas hasta los 50kg/m2. Hasta se puede prescindir de dicha capa para dejar el peso en unos 20kg/m2. ¿Qué pasa con el techo radiante?
Pues que al no tener que esquivar puertas ni gestionar el pavimento, por lo que necesita muchos menos materiales. Al nivel de reducir la carga hasta unos 10kg/m2. "Y a mí que me importa eso", dirás. ¡Pues mucho! Significa que su instalación es más barata.
La estratificación del aire hace referencia a las diferencias de densidad existentes entre el aire caliente y el aire frío. El primero pesa menos y por tanto tiende a subir. El segundo es más pesado y se queda en las partes inferiores.
Trasladado a una vivienda, el calor de los radiadores sube siempre hacia arriba. Por eso se suelen instalar bajo las ventanas; de esa forma contrarresta las pérdidas que se producen en esas zonas. ¿Y en el suelo y techo radiantes?
Estos sistemas funcionan, como su propio nombre indica, por radiación. Resumiendo, la convección opera calentando primero el aire, para que este luego se distribuya por la sala. Por su parte el contacto no necesita ni explicación: prescinde del medio.
Y luego está la radiación de nuestro techo radiante. Aquí el calor se emite por infrarrojos, y así, ignora el aire. Solo calentará aquellos objetos con los que entre en contacto: personas, muebles, etc. Esto significa que no padece de estratificación.
Es decir, que el calor no se acumulará en el techo, sino que viajará hacia abajo. Sigue siendo verdad que es más eficiente usar el suelo radiante para calefacción y el techo radiante para climatización, pero solo por una cuestión de practicidad.
En unos años podremos hablar de muchas alternativas, pero en la actualidad todas las instalaciones de techo radiante pasan por dos opciones en cuanto a materiales: metal o cartón piedra. La elección de uno u otro condiciona por completo la instalación.
Es habitual en edificios del sector terciario y concretamente en hospitales. Los paneles metálicos pueden ser activos —con capacidad de intercambio térmico mediante un sistema específico—, o inactivos, cuya función es únicamente estética.
Tal y como explican desde Giacomini, en ambos casos los paneles "se realizan en acero cincado y con acabado liso o microperforado". Luego hablando de activación se puede mencionar la que se realiza con material plástico y la que se lleva a cabo con serpentín de cobre.
Es el tipo de techo que se instala en viviendas particulares y edificios residenciales. Estas instalaciones también pueden ser activas o inactivas con propiedades similares a las del sistema con paneles metálicos.
En este caso lo que se utiliza son paneles formados por una lámina de cartón piedra con material aislante, que suele venir montado ya de fábrica. Esta composición "mejora el aislamiento térmico y la colocación del falso techo durante la obra".
Siempre va a variar mucho dependiendo de la superficie que haya que cubrir. Pero podemos encontrar medias claras entre fabricantes y expertos colegiados. Así que ¿cuánto cuesta instalar un techo radiante?
precio instalación techo radiante | |
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Concepto | Precio (m2) |
Sin mano de obra | 130 - 180 euros |
Con mano de obra | 150 - 200 euros |
Supón que quieres poner techo radiante en un piso de 120 m2 (más o menos el promedio en España). La instalación te acabará saliendo por unos 20.000 euros. ¿Te parece mucho? La realidad es que lo normal es no ponerlo en toda la vivienda, sino solo en el salón.
A esto, eso sí, tendrás que sumar el coste de mantenimiento, también por metro cuadrado. En este caso rondaría los 33,10 euros. No olvides que cada año te estarás ahorrando hasta el 50% de la factura del gas, por lo que tendrás que echar cuentas.
Ya hemos mencionado que el techo radiante te permite ahorrar una gran cantidad de dinero todos los meses y que resulta más práctico que el suelo radiante a nivel de instalación. Pues bien, ofrece otros muchos beneficios.
Ten en cuenta que esto lo decimos comparándolo con el suelo radiante, no en general. Por supuesto que presenta las mismas ventajas que el sistema mencionado respecto a los radiadores y otras alternativas de calefacción más tradicionales.
Para ahorrar energía este invierno solo hace falta tener ahorros y compromiso. El techo radiante combinado con aerotermia es el sistema de calefacción más sostenible y eficiente del mercado. No hay discusión.
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