¿Sabes de dónde viene la energía que utilizas y mediante qué técnicas? Es muy probable que proceda de una central termoeléctrica, una de las formas más extendidas de conseguirla. Si quieres saber sus ventajas y cómo generan electricidad, sigue leyendo.
Llegas a casa después de un largo día de trabajo, abres la puerta y enciendes el interruptor de la luz. Esa electricidad que usas ha tenido un largo viaje hasta llegar a tu vivienda. ¿Quieres saber un poquito más acerca de ella?
El camino que recorre depende mucho del tipo de central del que procede. Una de las más comunes es la termoeléctrica, te contamos todo lo relacionado con este tipo de energía, sus ventajas y cómo funcionan.
Una central termoeléctrica es una instalación en la que se genera electricidad a partir del vapor de agua. Para eso, se aumenta la temperatura de un líquido, generalmente, en una caldera.
La energía termoeléctrica es la que proviene del calor. Al calentar líquido se genera vapor de agua, que se transporta a través de conductos y actúa como energía mecánica para mover unas turbinas, que van conectadas a un generador de electricidad.
Los elementos fundamentales de una central termoeléctrica son: una caldera en la que se produzca la combustión y por supuesto una turbina que active el generador eléctrico, pieza indispensable.
La temperatura suficiente para generar el vapor de agua se consigue generalmente a partir de la quema de combustibles fósiles. Eso significa que este tipo de energía no es renovable (al menos en su totalidad).
La potencia eléctrica dependerá del tipo de combustible que se utilice. En función de la presión con la que salga disparado el vapor de agua, se podrá obtener mayor o menor electricidad.
Las centrales termoeléctricas se clasifican en función de la potencia energética que pueden alcanzar. Esto se mide en función de las temperaturas que puede alcanzar la planta.
Se suele distinguir entre las instalaciones de media o de alta temperatura. Su uso es distinto ya que en unas se consigue mucha más electricidad que en otras.
Las centrales termoeléctricas de media temperatura son las que no superan los 400º de temperatura. En estos casos la potencia es mucho menor y está pensada para el autoconsumo de viviendas o para ser usada en la misma industria.
Por otro lado, están las centrales termoeléctricas de alta temperatura. En estos casos subimos el nivel y se alcanzan temperaturas increíblemente altas. Como se genera mucha energía, las industrias de este tipo se dedican a exportar como principal negocio.
No sería una de las energías más utilizadas si no fuera porque su uso tiene claros beneficios. A fin de cuentas, en torno al 80% de la electricidad que usamos proviene de estas centrales.
Lo primero que destaca positivamente de la energía termoeléctrica es su coste. La obtención de electricidad siempre supone un gran desembolso de dinero, pero esta es una de las formas más baratas de conseguirla (al menos, de empezar).
Además, los países se pueden ahorrar mucho dinero en transportar la electricidad, ya que puedes colocar la central en el mismo lugar donde se vaya a consumir la energía.
Otro de los puntos a favor que tiene la energía termoeléctrica es que permite que los países se independicen energéticamente. Esto puede sonar un poco confuso, pero te lo explicamos.
La mayoría de los países deben importar la electricidad a grandes productores, como pueden ser China o Estados Unidos. Con la construcción de varias centrales termoeléctricas, se puede reducir ese gasto y hasta pasar a ser exportador de esta energía.
La facilidad y velocidad con la que se construyen estas centrales ayuda a que sea una opción muy viable. Por último, aunque la mayoría de ellas no usen energía limpia, también existen variables de este tipo.
Por ejemplo, se puede aprovechar tanto el calor de la geotermia (el que se produce en el interior del planeta) como el del sol. De esta manera, pasaría a ser una energía renovable y limpia.
Pese a que sea una opción muy interesante, hay algunas desventajas que se deben tener en cuenta sobre este tipo de centrales y la energía termoeléctrica en general.
El primero de ellos es que, actualmente, la inmensa mayoría de las centrales termoeléctricas funcionan a base de combustibles fósiles. Eso significa que son perjudiciales para el planeta ya que generan residuos y son limitadas.
Las personas también sufren las consecuencias de este tipo de centrales, ya que la contaminación puede derivar en problemas respiratorios para todos los que vivan cerca.
Por otro lado, la cantidad de agua que se necesita para estas centrales es inmensa. Piensa que no solo se va a calentar, también es necesaria para refrigerar el sistema. Esto puede ser un problema en zonas con poca presencia de este elemento.
El último inconveniente que tienen estas centrales es su coste. Si bien su construcción es muy barata, el precio de los combustibles fósiles cambia a diario y el mantenimiento puede ser muy caro.
Las centrales termoeléctricas son una opción a tener en cuenta, siempre y cuando se aprovechen las fuentes de energía renovable. De cualquier otra forma, serían perjudiciales para el planeta.
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