Todos queremos reducir lo que pagamos a final de mes en luz y calefacción, pero ¿cómo podemos hacerlo? Uno de los métodos más sencillos y eficaces es instalar un buen aislante térmico.
Seguro que al leer esto piensas en las paredes o techos, pero el suelo también es un punto muy importante .
Aunque igual no lo veas importante, instalar un buen aislante en el suelo puede ayudarte a conseguir una mejor eficiencia energética. Más allá de ser cómodo para los que viven en ella durante todo el año, verás reducir tu factura de la calefacción considerablemente.
Si aún con esto no te hemos convencido, vamos a presentarte las ventajas de tener un buen aislante térmico en el suelo, los tipos que hay y cuánto (aproximadamente) cuesta instalarlo.
Un buen aislante para suelos suele instalarse para tener un mayor confort en el día a día tanto a nivel térmico como acústico.
Aunque muchos no lo conozcamos, instalando un aislante adecuado en el suelo notarás un ambiente silencioso y mucho más relajado en tu casa.
Para conseguirlo tenemos que trabajar con soluciones aislantes en las separaciones que existen entre un ambiente emisor (ruidoso) y otro receptor (silencioso) dentro de la misma vivienda.
Existen diferentes opciones de aislante disponibles, pero el uso de suelos flotantes es el que más cancha te da para aprovechar las prestaciones. Un ejemplo de esto es la mínima cantidad de ruido e impacto cuando caminas sobre ellos, mueves algún mueble…
El otro gran beneficio que ofrecen los materiales aislantes para suelos es el térmico. La tarima flotante por ejemplo, aporta una protección térmica optima con la que evitas el contacto directo con el suelo frío. Esto es muy importante ya que esta zona no suele estar en contacto con la calefacción.
Instala un buen aislamiento y verás cómo ahorras en calefacción y en aire acondicionado. Dentro de una vivienda, aunque los grados sean los mismos, la sensación térmica cambiará drásticamente.
Antes de pasar a explicarte cuáles son los tipos, tienes que contar con varios factores importantes a la hora de instalarlo. Los principales son la resistencia a la compresión y la resistencia térmica.
Al realizar el aislamiento del suelo desde la parte superior, es muy importante que elijas un aislante resistente ante la compresión para que no se aplaste cuando pongas peso encima. Para hacerte una idea, no necesita la misma resistencia en una cocina con los muebles a un trastero.
Por otra parte, la capacidad de un material de proteger y aislar térmicamente depende directamente de un indicador (R). La medida ideal debe estar entre 1,5 y 3 m2 k/W si se instala sobre un suelo elevado. En caso de que sea en una zona de arrastre sin calefacción por suelo radiante, pasa a 3,5 – 6 m2 k/W.
Puede que no lo sepas, pero el suelo es una parte importante (aunque pequeña) por la que se desperdicia energía en tu hogar – en torno al 7% – y es importante que actúes para reducir el consumo de tu casa.
En los pisos de nueva construcción el aislamiento térmico y acústico del suelo viene hecho, pero también lo puedes poner cuando reformas tu casa y le metes suelo radiante o simplemente poner tarima flotante.
La calidad de aislamiento térmico depende totalmente de los materiales que utilices y la configuración del suelo de la vivienda. Por tanto es importante que consultes con un profesional estos datos para escoger el tipo de aislamiento correcto.
Para hacértelo más fácil, hemos separado los tipos de suelo en los que puede estar tu vivienda y te recomendaremos qué aislante es mejor en cada ocasión.
Si el suelo de tu vivienda está sobre una gran base de hormigón, por lo general no podrás acceder a la parte inferior, por lo que la única opción es aislar desde arriba.
En esta situación, para evitar que aparezcan humedades en las paredes a la vez que consigues el confort térmico, lo mejor es usar una chapa aislante permeable al vapor de agua.
Además de este material, podrás instalar otros materiales para aislar térmicamente el suelo por completo. Estos aislantes solo podrás meterlos si la losa está sobra vigas en las que han vertido hormigón.
En este caso, tendrás que utilizar lana de vidrio o de roca, perlita, vermiculita o arcilla expandida. También existen otras opciones vegetales como el corcho, la fibra de madera o el lino. Por último, están el poliestireno expandido y poliuretano extruido si hablamos de aislante sintéticos.
Si en tu casa tienes un espacio vacío entre el suelo y la tierra (un sótano) hay dos opciones. Por un lado, si no tienes la posibilidad de caminar por debajo, puedes poner aislante por encima o debajo del suelo.
En cambio, si el sótano es accesible o llega a ser un local comercial que no tiene calefacción, sí o sí tienes que instalar el aislante térmico por debajo.
La mejor opción en este caso será instalar un panel aislante en techo del subsuelo para crear un larga y fina chapa flotante justo debajo del suelo que pase por las losas.
En estos casos, lo mejor es que utilices aislantes minerales ya que funcionan tanto para aislar por encima como por debajo del suelo. Otras opciones interesantes son la placa de vidrio celular, así como la guata de celulosa, fibra de madera o incluso el cáñamo expandido.
Seguro que ahora te preguntas cuánto te va a costar poner un buen aislante térmico en el suelo de tu casa. Bueno, esto dependerá de la calidad del material, el espesor y el rendimiento.
Aun así, podemos hacer una pequeña aproximación (los precios que te daremos son sin contar con la losa, tarima o el material que pongas encima del aislante).
| Aislantes térmicos para suelo y su precio | |
| Tipo de aislante | Precio m2 |
| Capa suelo de losas | 20/25€ |
| Lana de vidrio | 8€ |
| Lana de roca | 10€ |
| Fibra de madera, Poliestireno y Poliuretano | 15/20€ |
Utilizar cualquiera de estos materiales en tu suelo te ayudará a consumir menos y a reducir el precio de tu factura a final de mes. Además, conseguirás mejorar la eficiencia energética de tu hogar, algo que siempre está bien.
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Con esta pequeña obra podrás ampliar el espacio disponible en tu hogar mientras reduces el uso de calefacción y aire acondicionado.
Con estas redes de calefacción ya hay ciudades españolas que abastecen tanto a edificios públicos como a viviendas de particulares.
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Las diferencias entre estos dos sistemas de climatización son más de los que parecen y eso repercute de forma notable en la factura a final de mes.
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