Reducir la dependencia de los combustibles fósiles es uno de los mayores retos actuales para combatir el cambio climático. No obstante, cada vez existen más alternativas sostenibles para conseguirlo, como las microalgas. Si aún no conoces todas las ventajas de este biocombustible, en este artículo te contamos todo.
Eso sí, en la búsqueda de biocombustibles, lo cierto es que las microalgas son una de las opciones más prometedoras para la producción de energías renovables y sostenibles para el medioambiente.
Las microalgas son microorganismos unicelulares capaces de realizar la fotosíntesis y que utilizan CO2 de la atmósfera, luz solar y nutrientes para producir compuestos orgánicos que pueden convertirse después en combustibles. Estas se encuentran en ambientes acuáticos, tanto de agua dulce como de agua salada.
Además, entre los productos que las microalgas pueden generar, destacan los lípidos o grasas y los carbohidratos, que se pueden transformar en diferentes tipos de biocombustibles, como biodiésel, biogás o bioetanol.
Una de las razones por las que las microalgas han llamado la atención en el ámbito de los biocombustibles es su velocidad de crecimiento en comparación a otras fuentes vegetales.
Mientras algunos cultivos como el maíz o la soja necesitan meses para desarrollarse y producir biomasa, algunas especies de microalgas pueden desarrollarse rápidamente en cuestión de horas o días. Por eso, se trata de una opción muy eficiente y valorada como biocombustible.
El uso de microalgas como fuente de biocombustibles presenta numerosas ventajas medioambientales en comparación con los combustibles fósiles y otros tipos de biocombustibles, como el biodiésel o el biogás. Entre sus beneficios destacan:
A diferencia de los biocombustibles derivados de cultivos agrícolas, como la biomasa, las microalgas no necesitan ser cultivadas en tierras fértiles. Además, pueden producirse en zonas no aptas para la agricultura, en el mar e incluso en sistemas acuáticos artificiales.
De esta manera, es posible generar una mayor cantidad de biocombustible y en menos espacio, por lo que no interfiere en el cultivo de tierras destinadas al consumo humano.
Muchas especies de microalgas pueden cultivarse en agua salada o en aguas residuales, lo que reduce el uso de agua dulce. Recordemos que el agua dulce es un recurso cada vez más escaso en la Tierra, por lo que es recomendable que hagamos un uso más sostenible del agua que consumimos.
Además, el uso de aguas residuales para el cultivo de microalgas contribuye al tratamiento de dichas aguas, dado que las microalgas absorben nutrientes pero también contaminantes. ¡Y esto no es todo!
Por otro lado, el cultivo de microalgas no requiere el uso intensivo de pesticidas y fertilizantes como ocurre en la agricultura convencional para la producción de otros tipos de biocombustibles. Esto ayuda a reducir la contaminación del suelo y del agua por productos químicos.
En definitiva, el uso de microalgas para producir biocombustibles ayuda a combatir el calentamiento global. Estas tienen la capacidad de absorber grandes cantidades de dióxido de carbono y reducir las emisiones de otros gases de efecto invernadero, ayudando a mitigar los efectos del cambio climático sobre nuestro planeta.
Por último, los biocombustibles derivados de microalgas tienen una gran variedad de aplicaciones y muchas de ellas esperamos que lleguen en un futuro más cercano de lo que creemos:
Las microalgas pueden utilizarse para la producción de biogás a través de un proceso en el cual los microorganismos descomponen la materia orgánica en ausencia de oxígeno, generando metano. Este biogás puede utilizarse para generar electricidad en plantas de energía renovable.
El biodiésel de microalgas puede ser utilizado en motores diésel convencionales, lo que lo convierte en una opción ideal para el transporte de pasajeros y mercancías. El uso de biocombustibles en el transporte ayudaría a reducir nuestra huella de carbono, mejorando la calidad del aire en las ciudades.
La industria de la aviación ya ha comenzado a explorar el uso de biocombustibles como el bioqueroseno, derivado de las microalgas. De esta manera, esta sería una alternativa realmente viable y sostenible que nos permitiría descarbonizar este sector en las próximas décadas.
Las microalgas también son una fuente de energía muy valiosa que pueden utilizarse para fabricar plásticos biodegradables, productos farmacéuticos y cosméticos. La diversificación de productos puede ayudar a reducir costes de fabricación de las instalaciones de cultivo de microalgas en el futuro.
Como ves, las microalgas son una fuente de energía renovable muy beneficiosa para el medioambiente que pueden ayudarnos a frenar el cambio climático. Sin embargo, antes debemos superar algunos desafíos como sus elevados costes de producción en comparación a otros biocombustibles y los combustibles fósiles.
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Generación de energías limpias, medios de transporte sostenibles o fabricación de plásticos biodegradables son algunos usos de las microalgas.
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