El agua es un elemento fundamental para todos los seres vivos, tanto personas como animales o plantas. En ocasiones nos despreocupamos de ellas porque no pueden "avisar" de cuándo necesitan riego. A veces las regamos de más, otras pensamos que las ahogamos...
Lo que está claro es que en verano la necesidad de agua para todos es indudable. El calor hace que nos deshidratemos más rápido. En el caso del césped o del jardín es más evidente porque está todo el día expuesto al sol.
Ojo, hay muchos factores que influyen a la hora de regar las plantas, flores y todo el jardín en general. Sigue estas recomendaciones para hacerlo de la forma más eficiente sin desperdiciar agua.
Las altas temperaturas nos hacen pensar que tenemos que regar en exceso. Esto, en algunas ocasiones, puede hacer más mal que bien y acabar dañando las plantas. Y no solo eso; además de matar las especies estarás malgastando recursos y pagando de más.
Empieza por intentar mantener una humedad uniforme en toda la zona. De esta forma favorecerás el crecimiento de sus raíces. Fíjate en la necesidad de cada una de las plantas para saber con cuánta frecuencia debes regarla.
Un punto importante es la calidad del agua. La mejor, lo creas o no, es la que procede de la lluvia. Deja un balde y un par de regaderas en el exterior los días de lluvia y utiliza ese agua para regar tus plantas. La que obtienes del grifo tiene cloro y productos que son perjudiciales.
Es mejor regar con menos frecuencia pero utilizando mayor cantidad de agua. Lo recomendado por los expertos en jardinería es hacerlo tanto a primera hora del día como a última.
Esto se debe a que si riegas en los momentos de más calor, la alta temperatura de la tierra hará que se evapore prácticamente nada más echarla. Además, si mojas las hojas cuando le da el sol a la planta puede que le salgan manchas.
La tierra tiene un proceso lento de absorción del agua. Por eso, lo mejor es no regar con una cantidad abundante el mismo sitio. Es preferible que hagas el recorrido dos veces con menos agua. Acuérdate de hidratar todas las partes, tanto la copa u hojas como la raíz.
Nunca riegues con agua muy fría por calor que tengas, o con agua hirviendo por mucho frío que haga. Este cambio drástico de temperatura puede causar en la planta un shock térmico y causar su muerte.
La mejor manera de no estar preocupándote por todos estos aspectos y tener que invertir tiempo es instalar un sistema de riego. Lo más común es tener aspersores para ahorrar energía y que rieguen de manera uniforme toda la superficie y la dejen hidratada.
El riego por aspersión es una modalidad de riego uniforme y regular. Con este método el agua llega a las plantas en forma de pequeñas gotas como si fuera lluvia. ¿Merece o no merece la pena?
Los tipos de aspersores son variados. Pueden estar enterrados, en la superficie, alcance del chorro, sistema de giro... Para los jardines, habitualmente se usan los emergentes de turbina. Aun así te vamos a hacer una breve comparación de todos los disponibles.
Los aspersores de tipo emergente están ubicados bajo la superficie y ocultarlos hasta que llegue el momento de regar. En ese momento sube y comienza a expulsar el agua durante el tiempo que hayas determinado. Cuando acaba, vuelve a su posición inicial.
En el caos de los aspersores fijos, no pueden moverse verticalmente y siempre estarán a la vista de todos. El sistema de anclaje al suelo y la altura varía dependiendo del modelo. Lo más común es que estén clavados o sobre trípodes para facilitar el traslado.
Los más recomendados son los emergentes por diferente motivos. El primero es que son más estéticos, aunque eso ahora no nos importa. En cambio, que tienen una mayor eficiencia de riego y de forma uniforme sí que nos interesa.
Además, los modelos emergentes te darán menos problemas de vandalismo o accidentes. Como están ocultos en su periodo de inactividad, no lo tocan los niños, perros o cualquier otra persona.
Estos dispositivos de riego giran gracias a la fuerza que ejerce el propio agua que utilizan. Según el sistema de giro pueden ser o de turbina o de impacto.
Los aspersores de impacto se mueven por los golpes. Son este tipo que dispone de una palanca que va cortando el agua y crea chorros cortos pero continuos. La mayoría de los modelos fijos son de impacto, aunque también hay de tipo emergente y de impacto.
Auque estos son más sencillos de instalar o limpiar, los más usados son los aspersores de turbina. Estos incluyen un engranaje en su interior que se ocupa del giro. Son más recomendables por los diferentes motivos.
Es cierto que hay aspersores para ahorrar energía muy baratos, y claro que riegan, pero su eficiencia es mucho menor.
Por norma general, todos los aspersores consumen lo mismo. Ya tenga un giro de 90º, 180º o 360º la cantidad de agua para hidratar toda la zona es la misma (aproximadamente 1400 litros por hora).
Ahora bien, si escoges el aspersor más barato que encuentres en internet ese consumo puede aumentar. ¿Por qué? El motivo es que su calidad es muy inferior y pueden producirse roturas, fugas de agua, excesiva pulverización, y otros problemas de mantenimiento.
La diferencia real de precio entre un aspersor de baja calidad y uno buena marca (tampoco hace falta que sea el mejor) es mínima y lo compensarás con el ahorro de agua y energía.
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