Si optas por una caldera para calefacción, que sea una caldera de condensación. No lo decimos nosotros, es lo que recomiendan todos los expertos a tenor de la eficiencia que ofrece esa tecnología.
A las vetustas calderas atmosféricas le siguieron las calderas estancas, y desde 2015 la normativa europea empujó al mercado hacia las calderas de condensación. Por eso es altamente probable que tengas una de estas en casa.
La cuestión es por el mismo motivo que estas últimas alcanzan hasta un 110% de rendimiento, también van acompañadas de un obstáculo: el desagüe. Sí así es, su principal residuo no es otra cosa que agua. ¿Y de dónde sale?
Bueno, vamos a recordar esto para luego explicar qué hay que hacer a la hora de instalar el desagüe de la caldera de condensación. No te preocupes porque es un proceso sencillo para el que contarás con ayuda.
Lo normal es que de la instalación se encargue un técnico. De todas formas no viene mal saber que, por ejemplo, lo primero que hay que hacer es llevar a cabo un análisis previo incluso a la propia colocación de la caldera de condensación.
En este punto lo que se contempla más allá del espacio disponible es la altura de instalación. ¿Por qué? Pues porque la forma más cómoda y eficiente de deshacerse del agua es por efecto de la gravedad. Es decir, dejándola caer hacia abajo.
De ahí que las calderas de condensación se coloquen, o bien sobrelevadas por encima del nivel del suelo, o bien en una planta superior si es vivienda unifamiliar. Si no fuera así necesitarías una bomba de presión u otro sistema para empujar el líquido.
No tiene sentido apostar por un compartimento adicional cuando se puede conectar directamente la caldera de condensación con el desagüe de la casa. Nos referimos a ese mismo al que deriva la lavadora cuando termina los programas.
Por esta razón no ves en casa ningún depósito específico para la caldera. Uno de los tubos que salen de la parte inferior de la misma es el que está transportando el agua desechada hacia el desagüe general.
En cuanto al tubo de desagüe no podemos hablar de una medida específica. El grosor siempre va a depender del tamaño de la caldera de condensación y de su capacidad. Lo normal es ver cifras que van desde los 16 mm hasta los 35 mm o más.
El diámetro oscila entre los 2 y los 3,5 cm, y la longitud depende de la distancia que haya entre la caldera y el desagüe general hacia el que conecta (esto se mide antes de empezar la instalación).
No hará falta que te comas la cabeza porque en las propias instrucciones del dispositivo ya aparecerán los requisitos para instalar el desagüe. Cada marca y gama tiene sus dimensiones, por lo que cíñete a la correcta.
En este punto no hay mucho misterio. En el propio RITE vas a encontrar las indicaciones sobre el material del que deben estar hechos los tubos de desagüe de la caldera de condensación. Es decir, de PVC.
La cuestión aquí es que el agua desechada contiene componentes corrosivos que terminarían generando agujeros en cualquier otro tipo de tubo. Por eso no se utilizan cosas como el aluminio, el bronce o el plomo (sí presentes en otras tuberías de casa).
A grandes rasgos, las calderas estancas de toda la vida lo que hacen es expulsar al exterior lo gases generados en la cámara de combustión. Al entrar en contacto con el aire, el hidrógeno y el carbono se convierten en CO2 y vapor de agua.
En un esquema tradicional estos gases salen al exterior a unos 160ºC de temperatura, y se derivan a la atmósfera. ¿Qué pasa en la caldera de condensación? Si pueden superar el 100% de eficiencia es solo porque reutiliza la energía perdida en la combustión.
Así es. Este sistema, por un lado trabaja a menores temperaturas (unos 30-40ºC) para reducir las pérdidas de calor sensible por humos (del 6 o 7% en homólogos), y por otro, reutiliza el vapor generado en la combustión para reducir el esfuerzo energético de encendido.
En otras palabras, la caldera de condensación aprovecha todo el PCS, mientras que las demás solo se quedan con el PCI. Este último es el derivado de la propia combustión, mientras que el otro también incluye el "calor latente" generado por el vapor.
Justo por eso ofrece una eficiencia del 111% (100% + 11% del vapor). Emplea una serie de ventiladores para hacer recircular el vapor de nuevo a la cámara de combustión, y así reducir el combustible necesario para encender el sistema tras apagarse.
El vapor entonces pierde temperatura y se condensa, pasando a estado líquido. ¡Ahí tenemos nuestro agua! El dispositivo necesitará deshacerse de él y llevarlo a algún sitio. Por eso se debe instalar un desagüe para la caldera de condensación.
No te podemos dar una cifra exacta de tu vivienda porque hay mil factores de por medio: temperatura del termostato, clima, estación del año, tiempo de funcionamiento. La cosa es que la caldera de condensación genera suficiente agua como para necesitar depósito.
Hablamos de entre 1 y 2 litros de agua diarios. De no instalar el tubo de desagüe tendrías que estar recogiendo el agua manualmente tres o cuatro veces al día. Vamos, totalmente insostenible (y peligroso por el riesgo de desbordamiento).
Pero el esfuerzo merece la pena. La caldera de condensación es el sistema que necesitas para ahorrar energía este invierno. Y si a eso quieres sumarle la luz, apuesta por una de las tarifas de EnergyGO.
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