Energía reactiva: qué es y cómo afecta a la factura de la luz

21 Noviembre 2021 13:00

¿Sabías que no toda la electricidad que te llega a casa la puedes consumir? A ese margen de energía que esta ahí, pero que no ofrece ningún uso práctico se la conoce como energía reactiva, y en los últimos años no ha hecho más que popularizarse generando desconcierto.

Y es completamente normal. ¿Por qué tengo que pagar algo que no puedo utilizar? A ti nadie te ha preguntado si querías abonar una electricidad relacionada únicamente con cuestiones técnicas de la que no entiendes nada.

Pues bueno, en parte tienes razón y en parte no. La energía reactiva no es un capricho de las compañías, el Estado o cualquiera de los otros agentes que participan en la industria. Sin ella, muchos electrodomésticos y aparatos de casa no te funcionarían bien.

Así llegamos hasta el quid de la cuestión. Abres la factura eléctrica del mes pasado, y entre los muchos conceptos presentes ves: término de potencia, término de energía, y sí, término de energía reactiva. Ahí está rascándote poco a poco el bolsillo.

Para que no sigas pensando que alguien te está estafando, en este post queremos dejar bien claros todos los conceptos que rodean a este asunto. Desde qué es la energía reactiva, hasta cómo se puede evitar o corregir, si es que eso es factible.

Qué es la energía reactiva

Aunque tu pienses en la red eléctrica como un proceso undireccional desde la generación hasta el cuadro de casa, la realidad es que es un poco más complejo.

Las instalaciones eléctricas con aparatos que necesitan crear campos magnéticos y eléctricos para funcionar también demandan energía (bobinas y condensadores). Y no es una que tú vayas a poder consumir directamente.

Esto por ejemplo, es muy habitual en edificios con ascensor en los que se requiere un transformador, en grandes industrias con maquinaria específica, y claro, también en algunos puntos de suministro doméstico.

Piensa en los motores de refrigeradores y congeladores. Estos son solo algunos de los muchos aparatos que demandan la mencionada energía reactiva. Es cierto que no va a ir directa al consumo, pero en cierta forma lo facilita. Así que claro que toca pagarlo.

El problema de la energía reactiva va más allá de su impacto en la factura. Debe preocupar porque afecta negativamente a la red eléctrica, provocando interferencias. Por eso si tienes una pyme no te extrañe tener que cargar con una penalización.

Pero antes de llegar a eso, repasemos las características básicas de la energía reactiva:

  • No se puede transformar en trabajo ni en calor
  • Se mide en kVArh (kilo voltio-amperio reactivo hora).
  • Es producto del funcionamiento de aparatos que incorporan bobinas, motores o transformadores alimentados en corriente alterna.

El problema de la energía reactiva

Como ya hemos dicho, la energía reactiva genera interferencias en la red eléctrica. Pero ¿por qué exactamente? Bueno, siendo verdad que no se genera, sí se transporta, y no precisamente pocas veces.

Esta energía va y viene de tu instalación unas 50 veces por segundo. Durante ese todo ese trajín va generando variaciones en la intensidad eléctrica y volcando sobrecargas en las líneas transformadoras y generadoras.

Como ya supondrás, la energía reactiva además ocupa un espacio en la red. Volviendo al marco general, el total de la electricidad que te llega a casa se la conoce como energía aparente. En ella se incluyen dos conceptos distintos:

  • Energía activa: la electricidad que consumes al transformarla en trabajo mecánico y calor, medida en kWh.
  • Energía reactiva: la ya explicada que se mide en kVArh, generada por el funcionamiento de determinados aparatos.

A las empresas les cuesta dinero tanto una como otra (recordemos que la segunda es una consecuencia secundaria de la red). Las distribuidoras se ven obligadas a gastar más dinero para aumentar la capacidad de las líneas de distribución y de los transformadores para el transporte.

Equilicuá: ahí tienes el coste que repercute en tu factura. A ese dinero que terminas pagando se lo conoce como penalización, y viene regulado por el Real Decreto 1164/2001, de 26 de octubre, por el que se establecen tarifas de acceso a las redes de transporte y distribución de energía eléctrica.

energía reactiva fórmula

Penalización por la energía reactiva

En esencia, cuanta mayor diferencia haya entre la energía activa y la energía aparente, más penalización pagarás. Recordemos la fórmula [energía aparente = energía reactiva + energía activa]. Es una simple operación matemática.

Esa diferencia, llamada factor de potencia, es la que se utiliza para calcular la penalización a pagar. Esto viene indicado en el BOE con un epígrafe que se revisa periódicamente para ajustar los importes a los precios de la energía.

Factor de potencia

% Energía reactiva

Penalización

Mayor de 0.95

Inferior al 33%

X

Entre 0.95 y 0.80

Entre el 34% y 74%

0.0415 €/kVArh

Inferior a 0.80

Superior al 75%

0.6223 €/kVArh

A todo esto hay que añadir un matiz importante: las empresas con una potencia superior a 15 kW solo pagan la penalización cuando superen el límite de energía reactiva sobre energía activa del 33%. ¿Tienes una taifa de baja potencia? Olvídate de todo esto.

Para aclararnos, no se paga toda la energía reactiva—como ya has visto—, sino que solo se abona el margen de excedente sobre el límite establecido. Si ves en tu factura “Término / Exceso / Complemento por energía reactiva”, significa que te has pasado y te toca pagar.

factura energía reactiva

Lo normal en viviendas es que los registros de contadores (hay un aparato que mide la energía reactiva) indique factores de potencia inferiores a 0,95 inductivo. No nos vamos a meter en fórmulas complejas, pero puedes quedarte con la tabla de más arriba como referencia.

Cómo evitar la energía reactiva

Hasta aquí solo hemos tratado la energía reactiva como un mal inevitable de tener electricidad en casa, la fábrica o la oficina. Pero la realidad es que se pueden seguir distintos consejos para reducirla ligeramente a final de mes.

Corregir la energía reactiva también te permitirá evitar el sobredimensionamiento de muchos componentes. Es decir, reducir la sección de cables (menos sobrecalentamientos), tener menos caídas de tensión y aumentar la potencia disponible en el transformador.

Para ello existen dos alternativas. Ya te advertimos de que suponen en ambos casos inversiones considerables. Pero puesto que con ello podrás reducir al 100% la energía reactiva, son buenas opciones a medio y largo plazo.

  • Condensadores fijos: aparatos que emiten un valor fijo de kVAr para compensar la generada. Resultan interesantes para instalaciones con un consumo estable y para motores de gran potencia.
  • Baterías de condensadores automáticos: en lugar de ofrecer un valor fijo de kVAr, llevan a cabo una estimación concreta para mantener un umbral adecuado (cosΦ). Se componen de regulador, contactores y condensadores.

Estos últimos aparatos son los más interesantes para evitar la energía reactiva pero también los más costosos. Hay modelos desde los 200 hasta los casi 1000 euros. Ah, y debes cumplir una serie de requisitos para poder instalarlos.

Solo son válidos para instalaciones con maquinaria industrial o fluorescente y ascensores, la superficie donde se coloquen ha de estar entre los 25 y los 50 grados, a una altura inferior a los 2000 metros y sin vibraciones mecánicas.

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