Centralización de contadores es el nombre con el que se designa a la acción de seleccionar un lugar en el que ubicar a los equipos y a los elementos que forman parte de una instalación eléctrica. Es imprescindible que ese punto sea un lugar seguro.
Normalmente, es un armario forrado con un material aislante, aunque también puede ser un local o un pequeño cuarto si se trata de una instalación que aporta energía a un gran espacio o edificio.
La centralización de contadores está formada por un esquema creado con columnas que parten de un interruptor y que terminan en diferentes sistemas de protecciones. Estos sistemas son esenciales porque protegen a la instalación de sobretensiones o portafusibles que podrían generar desperfectos graves.
Otros elementos que forman parte de la centralización de contadores son el embarrado de entrada, que engloba a todos los elementos que intervienen en la alimentación de la instalación. Se trata de un punto esencial que generalmente tiene una protección aislante.
Seguidamente, se encuentran los fusibles de seguridad que se montan sobre el embarrado de entrada y que normalmente tienen forma de cilindro y las conexiones, que en la inmensa mayoría de los casos, se realizan con cables de cobre. El motivo es que este elemento es aislante y previene el hecho de que se pueda producir algún tipo de incendio, y en caso de que se produzca, evitan que se extienda el humo.
Las regulaciones en torno a la centralización de contadores viene determinada por el número de contadores que se vayan a instalar en el edificio. Si esa cifra es igual o superior a 16 se tendrán que colocar en un local, mientras que si no llega a ese número se pueden ubicar en un armario. Aunque es importante tener en cuenta que ese armario tan solo podrá utilizarse para almacenar a esos contadores.