Llega el invierno y se multiplican las preocupaciones. Los españoles nos dejamos más del 45% de la factura energética en gas durante los meses más fríos del año. De todo lo que gastamos, más de la mitad corresponde a la calefacción.
Ante este panorama, y viendo cómo presiona la inflación a los precios de la energía, es normal que a medida que disminuyen las horas de luz al día, aumenten nuestros esfuerzos por ahorrar energía. ¿Has valorado hacerte con unos emisores térmicos?
Se suele decir que la calefacción eléctrica consume más que la calefacción por gas. Pero en ese espectro existen muchos mundos dependiendo del sistema elegido. Y ahí, un emisor térmico gana por goleada a los equipos de calefacción portátiles.
Más que con los radiadores de toda la vida, los emisores térmicos deberíamos compararlos con los calefactores que se enchufan a la pared y otros aparatos de pequeñas dimensiones parecidos. ¿No tienes ni idea de qué te estamos hablando?
Por aquí te contamos todo sobre los emisores térmicos. Ya solo conociendo su nombre podrás empezar a buscarlos en las tiendas.
También se le conoce como emisor termoeléctrico, porque es justo eso. Un emisor térmico no es otra cosa que un dispositivo de calefacción fijo que se conecta mediante cable a la pared y trabaja principalmente por radiación.
A grandes rasgos, la electricidad calienta unas resistencias internas. Estas, en contacto con un fluido caloportador especial, intercambian su temperatura. Dicho material recorre toda la superficie del radiador y va traspasando de nuevo esa energía al aluminio.
Dependiendo de la tipología, la superficie exterior del emisor térmico calentará el aire más cercano y ya está (estático), o proyectará luego esa temperatura con ayuda de un ventilador interno (dinámico).
Detrás de todo esto además siempre hay una serie de acumuladores dando soporte a la generación de energía. El calor generado por las resistencias también se almacena en esta suerte de pilas térmicas, que lo van administrando para reducir el consumo.
Ventajas ¿frente a qué? Se suele comparar el emisor térmico con el radiador convencional y con el convector; el primero dependiente de un sistema de gas o similar (más complejo), y el segundo, eléctrico, bastante más gastón a nivel energético.
Supongamos que quieres soluciones para tu segunda residencia. O que vives de alquiler y tus gastos son limitados. O que en tu zona los inviernos son templados. Pues bien, el emisor térmico te puede ofrecer bastantes beneficios.
La clasificación de los emisores térmicos que se venden en el mercado viene condicionada por el material empleado para la fabricación de las resistencias. Estos a su vez determinan el nivel de inercia térmica y la eficiencia del aparato.
El aluminio con el que están fabricados ofrece una conductividad inigualable, pero al mismo tiempo lastran enormemente la inercia térmica. Sí, se calientan muy rápido y dan la temperatura buscada antes, pero al apagarse aprovechan entre nada y cero la energía.
Todo esto los hace poco recomendables para un uso continuado. Son más baratos que sus homólogos, y por eso solo merecen la pena en casos concretos con necesidades muy específicas.
Aquí el calor se mueve hacia la superficie del emisor gracias a un fluido caloportador especial. Lógicamente, solo con eso ya conserva mucho mejor el calor que el aparato seco, y proporciona el calor de manera más homogénea.
Claro que no todo son ventajas. A las resistencias les cuesta más tiempo calentar el fluido y por eso notarás que tarda más en aclimatar la habitación en la que esté instalado. Como explica Leroy Merlín, son adecuados para usos continuos de 5 a 8 horas.
¿De qué están hechos estos emisores térmicos? Exacto, un material cerámico. Como ya imaginarás, eso ofrece una mayor inercia térmica. Es de hecho la más elevada del mercado a nivel de modelos.
Con ello todo lo demás: aprovechan mejor la energía aunque tardan en calentarse, son más duraderos y en general proporcionan una temperatura más estable. Ah, claro, y también resultan más caros que los otros.
¿A qué llamamos "el mejor"? Pues al que se adapta a tus necesidades de forma más precisa. Un emisor térmico con poca potencia y de aluminio te servirá si lo quieres para un uso espontáneo y una zona muy específica de tu hogar.
Y al revés: para ti el mejor será un emisor térmico cerámico de mucha potencia si estás buscando un sustituto de calefacción eléctrica para los radiadores de agua caliente de toda la vida, y le vas a dar bastante traca durante el invierno.
Dejando esto de lado, podemos enumerar unos cuantos factores de compra:
Sea cual sea el emisor térmico que termines comprando, piensa que lo que te hará acertar al final será el sentido común. Estos dispositivos son alternativas interesantes para ahorrar con la calefacción eléctrica, pero no hacen milagros.
Todo esfuerzo, por mínimo que sea, se puede traducir en un ahorro a final de mes. Entra en nuestra web o llama al 900 622 700 y hazte con una de las tarifas de luz de EnergyGO. Comenzarás a ahorrar ya para este invierno.