Cómo elegir la tarifa eléctrica de una segunda residencia

23 Noviembre 2021 13:00

Nuestros hábitos de consumo son los que determinan la elección de una u otra tarifa eléctrica. Por eso quien se pasa el día teletrabajando tiene un contrato y quien no vuelve a casa hasta la noche posee otro. Eso, claro, aplica a las segundas residencias.

Debemos partir de un hecho más que obvio: este tipo de viviendas se pasan el año más tiempo vacías que habitadas. Eso ya condiciona la potencia necesaria, las condiciones de pago y el resto de elementos a convenir en el contrato con la compañía.

¿Crees que es una cuestión residual? Bueno, de acuerdo con los últimos datos del Censo de Viviendas firmado por el INE, hay unos 3,6 millones de familias españolas con una segunda residencia.

No tienes que pensar directamente en la clásica casa de verano. También puede ser una segunda residencia el inmueble del pueblo, una casa en el campo o incluso una vivienda en la montaña, a la que solo se acuda de vez en cuando.

Esta variedad de tipologías hace complicado fijar una serie de recomendaciones generales para todos los casos. ¿Replico la tarifa que tengo para casa en mi segundo inmueble? ¿Me busco otra compañía? ¿Hay descuentos para tarifas de segunda residencia?

Son preguntas más que habituales en este tipo de situaciones. Por eso desde EnergyGO queremos sacarte de dudas con unas líneas generales a considerar. Aprende a elegir la tarifa de luz de segunda vivienda y ahorra dinero en el proceso.

Factores a valorar en la elección de la tarifa de luz para segunda residencia

¿Cómo es tu consumo eléctrico en la segunda residencia? Responder a esa pregunta ya te allanará bastante el camino para tomar la mejor decisión posible. Hay tres elementos que definen muy bien las necesidades energéticas de casi todos los inmuebles clasificados así.

  • Consumo predecible: pasas poco tiempo al día en ella, y cuando estás siempre concentras todo tu gasto eléctrico en las mismas horas. Para poner lavadoras, cocinar, ducharte, etc.
  • Con picos de consumo: al centrar toda la demanda en el mismo espacio de tiempo, generas máximos de gasto que se revierten sobre la instalación eléctrica. Es decir, que no puedes prescindir de la potencia.
  • Sin tiempo para el mantenimiento: como no estás casi todo el año en ella, cuando sí lo haces apenas prestas atención al estado de la instalación.

Con todos estos factores sobre la mesa, seguramente ya estés esbozando en tu cabeza la tarifa de luz que necesitas para tu segunda residencia. Es lógico que lo primero que vayas a valorar sea el precio. Vamos, que el ahorro condicione.

Sin embargo, elegir la tarifa en base únicamente al precio puede llevarte a situaciones en las que salte constantemente el diferencial por falta de potencia, o en las que el servicio de asistencia ofrecido sea insuficiente para mantener el estado del cuadro.

¿Quieres recortar el gasto en tu segunda residencia? Pues no pienses que la luz es la opción fácil. Al igual que el IBI y otras partidas, el suministro eléctrico constituye otra partida fija más asociada a la decisión de mantener una segunda vivienda.

¿Qué debe tener una factura de luz de segunda vivienda?

Con todo lo anterior asimilado, solo hay que echar un vistazo al mercado y buscar aquellas tarifas de luz que se ajusten a las características particulares de nuestra segunda residencia. Por tanto, huye de las ofertas principales para primeras viviendas.

Seguramente te resulte atractiva la idea de apostar por lo ya conocido para no perder el tiempo, pero si lo haces estarás cometiendo un error que a la larga te va a suponer una gran cantidad de dinero. Si buscas, hazlo prestando atención a esto.

Buen término potencia

No caigas en la falacia pos hoc. Es decir, en pensar que la potencia va ligada al consumo, en cuanto que si este último baja, la primera también ha de hacerlo. Es una de las confusiones más habituales cuando pensamos en ahorrar con la luz de nuestra segunda residencia.

Y es normal. Como el término potencia es la parte fija de la factura, pues lógicamente ha de ser lo primero a recortar si no vamos a estar todo el año en la vivienda. Desafortunadamente es todo lo contrario.

Como ya hemos dicho, en tu segunda residencia vas a tener picos de demanda importante. Eso implica que necesitarás una buena potencia para soportarlos, y que no puedes renunciar a ella solo por guardarte unos euros en el bolsillo.

De hacerlo, cuando vayas a veranear o a pasar las Navidades al inmueble, te encontrarás con que el ICP no para de saltar y con que se te funden los plomos cada dos por tres.

Una buena tarifa de segunda residencia es aquella que ofrece un precio competitivo de término potencia. Pues que lo vamos a pagar todo el año estemos o no consumiendo, debemos priorizar ahí el ahorro.

Descuentos permanentes

Aunque no lo creas, hay compañías que ofrecen descuentos sin fecha de caducidad. Son, obviamente, promociones que están lejos de las ventajas tan suculentas ofrecidas por las rebajas más grandes.

Pero no dejan de ser buenas oportunidades para la tarifa de segunda residencia. Infórmate bien y comunica a la compañía que estás buscando una oferta para este tipo de vivienda. La mayoría tienen ya productos específicos y sabrán qué ofrecerte.

Sin obligación a mantenimiento (u opcional)

Como ya sucede en el sector del automóvil, el negocio está en los servicios adjuntos. La compañía te va a intentar colocar una prestación de mantenimiento asociada a la cuota que abonas mensualmente por la luz.

Es un producto interesante para una primera casa, porque te garantiza tener continuidad en el suministro si te surge algún imprevisto. Te mandan el servicio técnico y en unos pocos minutos ya tienes la incidencia solucionada.

¿Qué pasa en la segunda residencia? La realidad es que como no vas a estar en ella mucho tiempo, las probabilidades de sufrir una avería se reducen y mucho. Tu única preocupación ha de centrarse en el primer contacto tras entrar en el inmueble.

El resto del tiempo no tiene sentido estar pagando por un servicio al que sabes que no vas a dar ningún uso. No es lo mismo pagar un seguro por un daño potencial, que hacerlo por una cobertura de una posibilidad prácticamente inexistente.

Sí, seguirá existiendo el riesgo de que entres por la casa y no tengas luz. Pero sigue siendo un coste de oportunidad a pagar inferior a la cantidad de dinero que soltarías por sufragar el mantenimiento durante todo el año.

Entonces ¿qué tarifa eléctrica contrato para mi segunda residencia?

Elige la tarifa que cumpla los anteriores requisitos, siempre y cuando, claro, estos se ajusten a tus necesidades. Si vas a pasarte mucho tiempo conviviendo en la segunda residencia este problema ya es harina de otro costal.

Pero centrándonos en el supuesto general, te va a interesar poner énfasis tanto en la discriminación horaria como en las tarifas planas. Lo primero porque consumirás casi toda la electricidad a las mismas horas durante tu estancia.

Y lo segundo porque te asegura pagar siempre lo mismo complementando a la estacionalidad del consumo. Podrás llevar a cabo tus hábitos de forma normal, sin preocuparte de terminar pagando más por el pico de demanda. Aquí el riesgo de penalización es mínimo.

Ah, y por si te lo estabas preguntando: no, no conviene dar de baja la luz durante los meses que vaya a estar vacía la casa. Hacerlo supone tener que volver a dar de alta la luz más adelante, con el coste que eso supone en materia de derechos de extensión, acometida y enganche.

¿Todavía tienes dudas? No te alarmes. Entra en nuestra web o llama al 900 622 700 y elige la mejor tarifa de luz para tu segunda residencia con las garantías y el servicio que acompañan a la energía 100% limpia y nacional de EnergyGO.

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