Diferencias entre suelo radiante eléctrico y por agua

29 Noviembre 2021 13:00
Diferencias entre suelo radiante eléctrico y por agua caliente

Llega el invierno y con él la duda de todos los años: ¿qué tipo de calefacción instalo en casa? Si estás pensando en ahorrar gas, lo más seguro es que rehuyas de los radiadores tradicionales para apostar por alternativas más sostenibles como la placa cerámica, la bomba de calor o el suelo radiante.

¿Te imaginas poder calentar tu casa sin tener una caldera dando problemas? ¿Sin necesidad de purgar los radiadores cada otoño? Eso es precisamente lo que ofrece el último sistema de calefacción mencionado. Y es que, como su nombre indica, funciona a través del suelo.

A lo mejor ya lo conocías pero nunca te habías atrevido siquiera a plantearte instalarlo por su precio. No te vamos a mentir, la instalación del suelo radiante no es barata. La cuestión aquí es conocer su consumo para saber si es rentable a medio y largo plazo.

Y más allá de eso, resulta vital entender las diferencias entre suelo radiante eléctrico y suelo radiante por agua caliente. Ya al margen de marcas, tamaño de la vivienda y otros factores, la misma tipología de la tecnología deriva en unos gastos energéticos bien distintos.

En este post queremos poner un poco de orden a toda esta información. Eso pasa por explicar tanto qué es el suelo radiante eléctrico como el suelo radiante por agua, y por determinar qué cosas hay que valorar antes de decidirse por uno u otro. Descálzate y sigue leyendo.

¿Qué es el suelo radiante?

No lo definimos nosotros, lo hace la propia IDAE en un documento técnico. De acuerdo con este organismo, el suelo radiante es “una variedad de emisor que tiene especial aplicación cuando se utilizan bombas de calor y calderas de baja temperatura o condensación”.

Para que nos entendamos, es un sistema formado por una red de tuberías, generalmente de plástico, que se colocan bajo el pavimento ocupando casi toda la superficie de las habitaciones de la vivienda. Por ellas, claro, se hace circular agua fría o caliente para moldear la temperatura de la estancia.

Para que eso funcione la temperatura del líquido ha de ser distinta a la que hay en el aire en contacto con el suelo. “Cuando el sistema trabaja para calefacción, por ejemplo, el suelo radiante se calienta hasta 29 °C. Como entre estos 29 °C y el ambiente hay diferencia de temperatura, radia calor al ambiente y lo va calentando”.

Hasta aquí no hay mucho misterio. Ahora bien, lo que no sabe casi nadie es que utilizando el suelo radiante disminuye la temperatura de confort; esa con la que las personas estamos cómodas y no pasamos ni frío ni calor. ¿Recuerdas lo que se recomienda? Exacto, 21ºC.

Con este sistema, esa franja óptima no es la temperatura ambiente, “sino la media aritmética entre la temperatura ambiente y la temperatura media de las superficies que rodean el cuerpo”. Traducido: con 19ºC conseguirás el mismo efecto que obtendrías con 21ºC.

Todo esto está muy bien, pero ¿con qué alimento el suelo radiante? Es ahí donde entra la tipología de la que te hablábamos antes. Para alcanza los menos de 50ºC con los que funciona puedes escoger, entre otras cosas:

A grandes rasgos, eso sí, se suele distinguir dos grandes grupos: suelo radiante eléctrico y suelo radiante por agua.

Qué es el suelo radiante por agua caliente

Es el tipo de suelo radiante más extendido en España y no por casualidad. Qué es más barato ¿el gas o la electricidad? Sí, lo primero. Por eso triunfa el sistema que emplea calderas y otras tecnologías sustentadas en el gas.

El suelo radiante por agua se puede interpretar como un radiador gigante colocado bajo el parqué o la cerámica del suelo. Al fin y al cabo tiene un funcionamiento muy similar: se hace circular agua caliente, pero eso sí, a una temperatura mucho menor.

Esto es porque “el calor generado no se encuentra localizado en un punto específico de la vivienda”, explican desde HogarSense. “Puesto que la extensión de la emisión térmica es mayor en la losa radiante por agua, al abarcar todos los metros de suelo, no es necesario calentar a altas temperaturas”.

Y aunque quisiéramos, tampoco sería conveniente elevar más la temperatura de los 30 grados de media a los que trabaja el suelo radiante. ¿A qué se debe? Por un lado a que así se evitan problemas circulatorios en los inquilinos, y por otro a que de esa forma no se dañan las tuberías.

Hablamos de unos conductos que tienen no superan en ningún caso los 10 mm de grosor y que por tanto transportan muy poca cantidad de agua. Elevar la temperatura sería contraproducente para transportar el calor.

suelo radiante por agua caliente
ventajas desventajas
Bajo consumo: la temperatura
de funcionamiento no es elevada.
Alto coste de la instalación: en una
vivienda de unos 100m2 puede rondar
los 6000 - 7000 euros.
Muy eficiente: se consume muy poca
energía en relación al calor obtenido.
El mantenimiento requiere de un gran
conocimiento técnico.
No ocupa espacio: es invisible entre
la decoración de la vivienda.
Solo es rentable si se utiliza con mucha
frecuencia a lo largo del año.
Redistribuye el calor de forma homogénea:
acaba con los puntos ciegos de la calefacción
tradicional.

Qué es el suelo radiante eléctrico

Aunque al igual que el resto de sistemas eléctricos, es menos frecuente, el suelo radiante eléctrico también resulta interesante frente a otras alternativas de calefacción. Partimos de una misma premisa que en el de agua caliente: distribuir la temperatura de forma homogénea.

La principal diferencia entre el suelo radiante eléctrico y el suelo radiante por agua caliente es que el primero utiliza única y exclusivamente la mencionada energía eléctrica. Es decir, que no emplea agua para pasarla por ninguna tubería.

En el mercado se distinguen varios tipos de este sistema operado por protones y neutrones. Todos ellos apuestan por resistencias que se calientan para transmitir la temperatura por radiación ambiente. Eso ya de base es menos eficiente que calentar agua.

El suelo radiante eléctrico suele ofrecer potencias de entre 60 y 120 W/m2, dependiendo del tamaño de la vivienda y del aislamiento que ofrezca.

Cable y malla calefactora

Es, o bien un cable trenzado a modo de serpentín que se reparte por debajo de pavimento, o bien una malla fija de dimensiones personalizadas. En ambos casos el material va embebido por un material conductor (frecuentemente cemento, cemento-cola u hormigón).

En este tipo de sistemas, el emisor tiene el diámetro de un bolígrafo y por ende, requiere de temperaturas muy altas para calentar la estancia”, señala el sitio especializado en energía. Esto, claro, se compensa con otros beneficios. De lo contrario nadie lo escogería.

La potencia media del cable o la malla calefactora se sitúa entre los 10 y los 15 W/m2. Eso determina el consumo que tendrá en función del tamaño a cubrir y del aislamiento de las estancias.

Folio radiante

En lugar de disponer un material ininterrumpido por toda la estancia, el folio se compone de láminas independientes colocadas muy próximas entre sí. Eso ya supone de facto que, ante un posible apagón, este tipo de suelo radiante no se apagaría, y el de cable o malla sí.

El folio radiante tiene unas medidas estándar con un ancho de 550 cm, con un largo según necesidades”, explican desde Calor y Frío. Además utiliza una temperatura inferior y por tanto se hace compatible con suelos laminados de madera (en zonas húmedas se intercala una capa de aluminio).

Este sistema puede instalarse sectorizado por habitaciones, mediante un cronotermostato de última generación que controla la temperatura de ambiente y la del suelo de forma independiente en cada estancia y que además es completamente programable vía wifi”.

suelo radiante eléctrico
ventajas desventajas
Instalación sencilla y asequible:
de 4000 a 5000 euros para una
vivienda de 100 m2.
Más cara: aunque el sistema es
eficiente, se consume mayor cantidad de
energía y a un precio superior.
Mantenimiento mínimo: apenas necesita
revisión durante el año.
Solo genera calor: el suelo radiante por agua
también puede configurarse para que
refrigere.
Control más preciso y segmentado
de la temperatura en las estancias.
No es compatible ni con la geotermia
ni con la aerotermia.
Funcionamiento ágil: el suelo se calienta
más deprisa independientemente de
la temperatura ambiente.
Poco recomendable para viviendas
de dimensiones medias y grandes.

¿Qué tipo de suelo radiante instalo?

¿Cuánto consume el suelo radiante eléctrico? ¿Y el de agua caliente? Pues depende del tamaño de tu casa, del tiempo que lo utilices, del aislamiento y hasta de las horas a las que lo enciendas. Son demasiados factores como para dar dos cifras y olvidarnos.

Lo único seguro es que si pretendes utilizar el suelo radiante eléctrico como sustituto del suelo radiante por agua caliente terminarás pagando bastante más en tus facturas. ¿Cuando entonces conviene este sistema?

Pues única y exclusivamente cuando no puedas apostar por el de agua caliente porque la disposición de la construcción lo impide o simplemente porque no llega la red de suministro de gas natural a la vivienda.

SI este es tu caso, no te preocupes. En EnergyGO te cubrimos con una energía 100% sostenible y nacional que te permitirá ahorrar. Entra en nuestra web o llama al 900 622 800 y empieza a calentar tu casa con el suelo radiante eléctrico este invierno.

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