Parece una tontería pero es una de las decisiones más importantes que tomamos en casa respecto al consumo de energía: ¿inducción o vitrocerámica? ¿La cocina de gas ya no es interesante? Son muchas preguntas y poca información al respecto.
Nos pasamos el día sobre cómo ahorrar con los nuevos tramos horarios, qué hay que hacer para aislar la casa en invierno o cuál es el electrodoméstico más gastón. Pero ni palabra de uno de los puntos calientes del derroche en la casa: la aparentemente inocente cocina.
El tema ahí se divide en tres focos distintos: la vitrocerámica de toda la vida, supuestamente cómoda y asequible, la novedosa inducción, con su limpieza y eficiencia extremas, y el gas, exclusivo para los más puristas de la cocina.
Si es la primera vez que te planteas esto es probable que hasta ni supieras de la existencia de la inducción. ¿No es lo mismo que la vitrocerámica? A ver, en este artículo queremos poner un poco de orden a tanto batiburrillo.
No nos vamos a meter en aspectos técnicos de los sistemas. Simplemente nos centraremos en las ventajas y desventajas de cada opción para que puedas tomar la mejor decisión posible.
Parecen modernas pero llevan en el mercado más de dos décadas. Llegaron a principios de siglo como la solución ideal para evitar el peligro y la suciedad de las cocinas de gas tradicionales. Hoy están por todas partes.
¿La razón? Podríamos decir que es porque resulta fácil de instalar, apenas requiere mantenimiento y ha alcanzado una optimización de fabricación que la permite mantenerse en las tiendas a un precio más que competitivo.
Como ya te puedes imaginar, funciona con electricidad y ese es su principal punto débil. No porque sea negativo per sé, sino por los precios de la energía en el mercado mayorista. Lo demás ya lo conoces, pero te lo resumimos en la siguiente tabla.
VITROCERÁMICA | |
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PROS | CONTRAS |
Alta precisión en cocciones lentas: genera la temperatura de forma progresiva. | La lentitud de cocción puede resultar inconveniente cuando tenemos prisa. |
Limpieza fácil: basta un producto especial y un rascador para dejarla como nueva. | Se ralla con extrema facilidad: el cristal que cubre las resistencias es bastante frágil. |
Ahorro residual: se puede apagar antes de terminar la cocción porque guarda muy bien el calor sobrante. | Resulta muy gastadora: calienta sin control y malgasta mucha energía en torno al recipiente en el que estamos cocinando. |
Compatible con opciones de programación y otras funciones que varían según modelo. | Peligrosa: las quemaduras son habituales porque las placas adquieren una gran temperatura y siguen calentando mucho tiempo después de apagadas. |
Acepta cualquier tipo de recipiente de acero aluminio, barro o cristal. Incluso platos con el calor residual. | |
A igualdad de potencia, su adquisición es mucho más barata que la cocina de inducción. |
El precio de la instalación de una vitrocerámica varía mucho en función de su tamaño. Y es que las marcas ofrecen todo tipo de modelos con más o menos zonas. En los pisos de estudiantes son habituales las de dos zonas y en las viviendas familiares las de cuatro.
Esto va desde los 300-350 euros de las más básicas, hasta los más de 500 o incluso 600 euros de las más modernas y grandes. Hay que tener cuidado con el precio porque a partir de cierto rango ya no sale rentable anteponer la vitrocerámica a la inducción.
¿Inducción o vitrocerámica? Aquí tenemos a la culpable de que muchas personas que están reformando sus cocinas, piensen en cambiar sus placas de toda la vida por esos sistemas de inducción tan modernos y prometedores. ¿De verdad merece tanto la pena?
Partimos del hecho que la inducción también trabaja con electricidad. Eso quiere decir que tiene la misma desventaja que la vitrocerámica. Su principal diferencia radica justo debajo del cristal. Ahí, en lugar de haber unas resistencias hay un imán gigante.
El calor se genera de forma instantánea gracias a lo que se conoce como "inducción electromagnética". Es complicado de explicar, pero te basta saber que resulta increíblemente eficiente (y más seguro que lo de las resistencias al rojo).
inducción | |
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PROS | CONTRAS |
No es solo más rápida: calienta al doble de velocidad que la vitrocerámica. | Aunque es muy rápida, solo funciona con recipientes especiales: tendrás que renovar todas tus cacerolas. |
Mucho más eficiente: la inducción solo calienta lo que entra en contacto con la placa superior, por lo que no malgasta energía. | Increíblemente cara si la comparamos con las otras alternativas (hasta un 20% más que una vitrocerámica en igualdad de prestaciones. |
Segura: olvídate de esos círculos al rojo vivo y el calor típico de las cocinas. La inducción no quema ni aunque la toques directamente con las manos. | Cocción compleja: como calienta a gran velocidad, tendrás que volver aprender a cocinar para que no se te quemen los alimentos. |
Versátil: aquí no hay dos, tres o cuatro zonas, sino una placa modular que se adapta a las necesidades de cada momento. | |
Nuevas funciones: también se puede programar pero además cuenta con otros recursos más específicos que mejoran la experiencia. |
La cocina de inducción más pequeña roza los 400 euros, mientas que la más grande y avanzada tecnológica se puede disparar hasta los casi 800 euros. En términos generales siempre te va a salir más caro que cualquier otra opción.
Es la alternativa romántica. La cocina de gas sigue presente en la mayoría de restaurantes y locales gastronómicos de prestigio porque se considera que aporta un sabor especial a la comida. En las viviendas muchas veces se mantiene por costumbre y tradición.
La realidad es que la cocina de gas es mucho más peligrosa que sus rivales porque, como su propio nombre indica, necesita gas para funcionar. Habitualmente hablamos de una bombona de butano situada bajo el fregadero o en la terraza de la cocina. Y claro, eso alberga siempre riesgo de fugas.
Por lo demás, no hace falta mencionar que es bastante complicada de limpiar entre el forjado superior, los propios fogones y la superficie que los rodea. ¿Son todo desventajas? Claro que no.
cocina de gas | |
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PROS | CONTRAS |
Es la más barata de utilizar: el precio del gas es inferior al de la electricidad. | Peligrosa: por las posibles fugas de gas y porque trabaja directamente con llamas sobre los recipientes. |
Calienta muy deprisa: no llega al nivel de la inducción pero se le acerca. | Difícil de limpiar: está formada por varios componentes distintos y repleta de recovecos. |
Es compatible con todo tipo de recipientes, sin peligro a rallar nada porque no hay cristal. | Mancha: al cabo de unos años tus ollas y recipientes estarán más o menos marcados por el característico negro que dejan las llamas. |
Resulta muy fácil de instalar en casi cualquier cocina. | |
Más limpia: emite de media unos 200g de CO2/kWh. Sus rivales más del doble. |
En cuanto a precios hay un poco de todo. La cocina de gas más barata que puedes encontrar viene integrada con el horno y ronda los 200 euros. Después puedes ir ascendiendo a modelos más modernos de 300-400 euros.
La pregunta del siglo. Si nada de esto te ha ayudado a decidirte entre la inducción, el gas o la vitrocerámica, es hora de poner encima de la mesa los números. Nos referimos a comparar los consumos para saber cuál te saldría más barata de utilizar a final de mes.
La cuestión por tanto es: ¿prefieres ahorrar renunciando a comodidad y seguridad, o eliges gastar más pero ganar en facilidades para el día a día? Sea cual sea la respuesta, asegúrate de tomarla con el respaldo de una energía coherente con tus intereses de ahorro.
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