Inducción, gas o vitrocerámica: ¿Cuál elegir en la cocina?

03 Enero 2022 13:00
Comparativa entre inducción y vitrocerámica

Parece una tontería pero es una de las decisiones más importantes que tomamos en casa respecto al consumo de energía: ¿inducción o vitrocerámica? ¿La cocina de gas ya no es interesante? Son muchas preguntas y poca información al respecto.

Nos pasamos el día sobre cómo ahorrar con los nuevos tramos horarios, qué hay que hacer para aislar la casa en invierno o cuál es el electrodoméstico más gastón. Pero ni palabra de uno de los puntos calientes del derroche en la casa: la aparentemente inocente cocina.

El tema ahí se divide en tres focos distintos: la vitrocerámica de toda la vida, supuestamente cómoda y asequible, la novedosa inducción, con su limpieza y eficiencia extremas, y el gas, exclusivo para los más puristas de la cocina.

Si es la primera vez que te planteas esto es probable que hasta ni supieras de la existencia de la inducción. ¿No es lo mismo que la vitrocerámica? A ver, en este artículo queremos poner un poco de orden a tanto batiburrillo.

No nos vamos a meter en aspectos técnicos de los sistemas. Simplemente nos centraremos en las ventajas y desventajas de cada opción para que puedas tomar la mejor decisión posible.

Cocina con vitrocerámica

Parecen modernas pero llevan en el mercado más de dos décadas. Llegaron a principios de siglo como la solución ideal para evitar el peligro y la suciedad de las cocinas de gas tradicionales. Hoy están por todas partes.

¿La razón? Podríamos decir que es porque resulta fácil de instalar, apenas requiere mantenimiento y ha alcanzado una optimización de fabricación que la permite mantenerse en las tiendas a un precio más que competitivo.

Como ya te puedes imaginar, funciona con electricidad y ese es su principal punto débil. No porque sea negativo per sé, sino por los precios de la energía en el mercado mayorista. Lo demás ya lo conoces, pero te lo resumimos en la siguiente tabla.

VITROCERÁMICA
PROS CONTRAS
Alta precisión en cocciones lentas:
genera la temperatura de forma
progresiva.
La lentitud de cocción puede
resultar inconveniente cuando
tenemos prisa.
Limpieza fácil: basta un producto
especial y un rascador para dejarla
como nueva.
Se ralla con extrema facilidad: el
cristal que cubre las resistencias
es bastante frágil.
Ahorro residual: se puede apagar antes
de terminar la cocción porque guarda
muy bien el calor sobrante.
Resulta muy gastadora: calienta sin
control y malgasta mucha energía
en torno al recipiente en el que
estamos cocinando.
Compatible con opciones de programación
y otras funciones que varían según modelo.
Peligrosa: las quemaduras son habituales
porque las placas adquieren una gran
temperatura y siguen calentando mucho
tiempo después de apagadas.
Acepta cualquier tipo de recipiente de acero
aluminio, barro o cristal. Incluso platos con
el calor residual.
A igualdad de potencia, su adquisición es mucho
más barata
que la cocina de inducción.

El precio de la instalación de una vitrocerámica varía mucho en función de su tamaño. Y es que las marcas ofrecen todo tipo de modelos con más o menos zonas. En los pisos de estudiantes son habituales las de dos zonas y en las viviendas familiares las de cuatro.

Esto va desde los 300-350 euros de las más básicas, hasta los más de 500 o incluso 600 euros de las más modernas y grandes. Hay que tener cuidado con el precio porque a partir de cierto rango ya no sale rentable anteponer la vitrocerámica a la inducción.

Cocina con inducción

¿Inducción o vitrocerámica? Aquí tenemos a la culpable de que muchas personas que están reformando sus cocinas, piensen en cambiar sus placas de toda la vida por esos sistemas de inducción tan modernos y prometedores. ¿De verdad merece tanto la pena?

Partimos del hecho que la inducción también trabaja con electricidad. Eso quiere decir que tiene la misma desventaja que la vitrocerámica. Su principal diferencia radica justo debajo del cristal. Ahí, en lugar de haber unas resistencias hay un imán gigante.

El calor se genera de forma instantánea gracias a lo que se conoce como "inducción electromagnética". Es complicado de explicar, pero te basta saber que resulta increíblemente eficiente (y más seguro que lo de las resistencias al rojo).

inducción
PROS CONTRAS
No es solo más rápida: calienta
al doble de velocidad que la
vitrocerámica.
Aunque es muy rápida, solo funciona
con recipientes especiales
: tendrás
que renovar todas tus cacerolas.
Mucho más eficiente: la inducción
solo calienta lo que entra en contacto
con la placa superior, por lo que no
malgasta energía.
Increíblemente cara si la comparamos con
las otras alternativas (hasta un 20% más
que una vitrocerámica en igualdad de
prestaciones.
Segura: olvídate de esos círculos al
rojo vivo y el calor típico de las cocinas. La
inducción no quema ni aunque la toques
directamente con las manos.
Cocción compleja: como calienta a gran
velocidad, tendrás que volver aprender a
cocinar para que no se te quemen los
alimentos.
Versátil: aquí no hay dos, tres o cuatro zonas,
sino una placa modular que se adapta a las
necesidades de cada momento.
Nuevas funciones: también se puede programar
pero además cuenta con otros recursos más
específicos que mejoran la experiencia.

La cocina de inducción más pequeña roza los 400 euros, mientas que la más grande y avanzada tecnológica se puede disparar hasta los casi 800 euros. En términos generales siempre te va a salir más caro que cualquier otra opción.

Cocina de gas

Es la alternativa romántica. La cocina de gas sigue presente en la mayoría de restaurantes y locales gastronómicos de prestigio porque se considera que aporta un sabor especial a la comida. En las viviendas muchas veces se mantiene por costumbre y tradición.

La realidad es que la cocina de gas es mucho más peligrosa que sus rivales porque, como su propio nombre indica, necesita gas para funcionar. Habitualmente hablamos de una bombona de butano situada bajo el fregadero o en la terraza de la cocina. Y claro, eso alberga siempre riesgo de fugas.

Por lo demás, no hace falta mencionar que es bastante complicada de limpiar entre el forjado superior, los propios fogones y la superficie que los rodea. ¿Son todo desventajas? Claro que no.

cocina de gas
PROS CONTRAS
Es la más barata de utilizar: el
precio del gas es inferior al de la
electricidad.
Peligrosa: por las posibles fugas
de gas y porque trabaja directamente
con llamas sobre los recipientes.
Calienta muy deprisa: no llega al
nivel de la inducción pero se le
acerca.
Difícil de limpiar: está formada por
varios componentes distintos y repleta
de recovecos.
Es compatible con todo tipo de
recipientes
, sin peligro a rallar nada
porque no hay cristal.
Mancha: al cabo de unos años tus ollas y
recipientes estarán más o menos marcados
por el característico negro que dejan las llamas.
Resulta muy fácil de instalar en
casi cualquier cocina.
Más limpia: emite de media
unos 200g de CO2/kWh. Sus rivales
más del doble.

En cuanto a precios hay un poco de todo. La cocina de gas más barata que puedes encontrar viene integrada con el horno y ronda los 200 euros. Después puedes ir ascendiendo a modelos más modernos de 300-400 euros.

Entonces: ¿inducción, gas o vitrocerámica?

La pregunta del siglo. Si nada de esto te ha ayudado a decidirte entre la inducción, el gas o la vitrocerámica, es hora de poner encima de la mesa los números. Nos referimos a comparar los consumos para saber cuál te saldría más barata de utilizar a final de mes.

  • Vitrocerámica: entre 1000 y 2500 w/h de media. Es decir, 1 - 2,5 kWh. Imaginando que la utilizamos todas las horas del día del año, hablaríamos de unos 400-900 kWh.
  • Inducción: depende del número de fuegos y del tamaño, pero de media siempre nos movemos en cifras un 30-40% inferiores a las de la vitrocerámica.
  • Gas: la comparación no es posible porque medimos en magnitudes distintas. Pero, como bien explica Pablo Barrenchea de Ecodes, "Mientras que para calentar un litro de agua de 15 ºC a 90 ºC con una encimera eléctrica son necesarios 0,20 kWh, una placa de inducción usará 0,14 kWh y una de gas solo 0,13 kWh".

La cuestión por tanto es: ¿prefieres ahorrar renunciando a comodidad y seguridad, o eliges gastar más pero ganar en facilidades para el día a día? Sea cual sea la respuesta, asegúrate de tomarla con el respaldo de una energía coherente con tus intereses de ahorro.

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