Tipos de radiadores: consumos de energía y diferencias

17 Diciembre 2021 - Actualizado 04 Marzo 2022
Tipos de radiadores, ¿cuál es más eficiente?

Llega el invierno y con él las dudas de siempre: ¿qué tipos de radiadores instalo en casa? Ya sabemos que vamos a gastar más calefacción que en el resto del año, pero el cómo lo hagamos nos permitirá ahorrar energía en mayor o menor medida.

Piensa que aunque tengas la caldera más eficiente del mercado, y eso te haya permitido obtener una de las etiquetas de eficiencia energética más elevadas, la eficiencia que tendrás en las habitaciones dependerá de los radiadores.

Tanto de dónde están colocados como del material y la tecnología que los forman. Si nunca has escuchado hablar de este tema lo más seguro es que todos te parezcan iguales. Pero ¿y si te decimos que una buena elección te supondrá más de 100 y hasta 200 euros de ahorro al año?

Lo normal es que te hayas quedado con los radiadores que ya había en tu casa cuando llegaste a ella. Al fin y al cabo sustituir todo este sistema de calefacción cuesta una mucho dinero. Pero haznos caso cuando te decimos que merece la pena revisarlo. Por lo menos de forma parcial.

En este artículo vamos a hacer un repaso por los distintos tipos de radiadores. No entramos en consumos, porque eso depende de metros cuadrados, número de inquilinos, tiempo de utilización, aislamiento o incluso orientación de la casa.

Esta es una guía básica pensada en resolver dudas básicas y plantear un escenario sobre el que ya puedas moverte para configurar el gasto energético más sostenible posible en tu vivienda.

Radiador eléctrico: ¿qué es?

El radiador eléctrico es la alternativa principal al radiador de agua de toda la vida. Se trata de un emisor que que utiliza la corriente de energía para generar calor y repartirlo por la estancia en la que se coloque.

Aquí no podemos hablar de agua porque el material a calentar para transmitirlo por convección al resto de la habitación depende de la tecnología. Lo que sí aseguramos sin equivocarnos es que son los más caros de utilizar.

No porque estén obsoletos o sean ineficientes, sino porque utilizan la electricidad para funcionar. Esta es mucho más cara que el gas y que cualquier otra fuente de energía. Por eso solo son recomendables para estancias pequeñas o viviendas que no estén expuestas a mucho frío.

Como gran ventaja, eso sí, presentan un funcionamiento independiente de un aparato de calefacción centralizado. Vamos, que basta con enchufarlos a la corriente para utilizarlos, sin pasar por calderas o similar. Y ya sí escoges entre radiadores de bajo consumo, pues mucho mejor.

Radiador eléctrico de aceite

Lleva un fluido calo-portador, normalmente de aceite sintético, que acumula el calor recibido por la resistencia y lo reparte a través del material del que esté fabricado el aparato. Se calientan muy rápido y tardan en enfriarse.

Radiador eléctrico de calor azul

También funciona con un calo-portador, pero lo acompaña además de una tecnología que le permite seguir calentando después de haber sido apagado. Eso, no obstante, también supone que tardan más en calentarse.

Radiador eléctrico seco

No emplea ningún material líquido. Transmite el calor de la resistencia al material conductor directamente por inercia energética. Se enfrían tan rápido como se apagan, aunque son más baratos y manejables.

Radiador eléctrico por infrarrojos

Funciona con ondas de radiación que transmiten el calor directamente al aire de la estancia. Es decir, por convección. Es más estable en su funcionamiento y no produce residuos de ningún tipo. Se suelen vender como paneles a colocar en techos y paredes.

Acumulador de calor

Ideal para ahorrar con los tramos horarios de la luz. Se calienta por la noche y después va descargando la temperatura durante el día. Algunos permiten regularla y otros simplemente se ajustan a parámetros preestablecidos.

Convector eléctrico

Ni equidad ni control. Simplemente expulsa el calor por convección al aire (en sentido ascendente). Gastan mucho y pueden llegar a ser excesivos para estancias cerradas.

Radiador de agua caliente: ¿qué es?

Están en el 99% de los hogares y probablemente sea con el que te estás calentando ahora mismo. Los radiadores de agua caliente funcionan con gas natural o algún derivado (butano, propano, etc).

A diferencia de los radiadores eléctricos, estos aparatos están interconectados entre sí mediante tuberías. De ellas obtienen el agua ya caliente que previamente ha pasado por la caldera. De esta manera, hablamos de radiadores que no producen calor; solo lo emiten.

¿Merecen la pena? Bueno, mirando solo el consumo y el gasto te podemos decir que absolutamente sí. Son los más indicados para aprovechar todo el potencial de las nuevas calderas de condensación y las alternativas sostenibles como la aerotermia (a través de bomba de calor)

Si tienes radiadores de agua en casa, no pienses en sustituirlos. Para ahorrar energía lo que debes hacer es centrar tu atención en la propia caldera; de ahí viene todo el consumo y las posibles ineficiencias si llevas miles de años sin cambiarla.

Hemos dicho que el gasto de los radiadores eléctricos está asociado al tipo de tecnología empleada. Bien, aquí las diferencias vienen no por el sistema que genera el calor (que siempre es más o menos el mismo), sino por el material de fabricación.

Radiador de agua de hierro fundido

Aunque ya no se instalan, todavía se pueden ver en viviendas con muchos años o nuevas construcciones que buscan un estilo retro en la decoración interior. El radiador de hierro fundido es muy pesado, soporta muy bien la corrosión y resiste todo tipo de golpes. Ah, importante: es mucho más caro que la media.

Radiador de agua de acero

¿Convencionales o de chapa de acero? Estos últimos resuelven el tema del sobrepeso. El radiador de agua de acero calienta por radiación (80%) y convección (20%) con muy poca inercia térmica. Es verdad que gozan de la mayoría de ventajas de los de hierro fundido, siendo más baratos. Pero a nivel de eficiencia no son los más atractivos del mercado.

Radiador de agua de aluminio

Invierte el reparto de calor del radiador de acero. Es decir, que calientan mediante convección (80%) y radiación (20%). Podemos decirnos sin equivocarnos que es uno de los tipos de radiadores que alcanza la temperatura óptima más deprisa.

Ciertamente no es tan resistente como otros; un precio a pagar más que digno para poder acceder a diseños más atractivos y apariencias mucho más modernas. Ah, y que sean de aluminio no significa que sufran más corrrosión.

Radiador toallero

Los hemos dejado a parte porque pueden ser tanto eléctricos como de agua caliente. Estos radiadores toalleros reciben su nombre de la forma que tienen y la función que pretenden cumplir en el sistema de calefacción de la vivienda: ¿calentar las toallas?

Sí y no. Sobre ellos es verdad que se colocan las toallas para mantenerlas a buena temperatura o secarlas en caso de que estén húmedas. Pero es que además también funcionan como radiadores convencionales, calentando el aire del baño o aseo.

¿Cómo funcionan? Pues igual que un radiador de agua caliente, con los tubos que le transfieren el material calentado. Aquí hablamos de unas formas que recuerdan a un toallero; unas que permiten colgar ahí las propias toallas para lo mencionado.

¿Cuánto cuesta un radiador?

Volviendo sobre lo mismo, la cuestión está en elegir entre radiadores eléctricos y radiadores de agua caliente. Lo demás es accesorio. Como es difícil calcular un consumo sin conocer datos específicos de la vivienda, nos vamos a centrar en el precio de instalación.

Son medias, obviamente, pero te van a ayudar a echar cuentas si tienes que cambiar todo el sistema de calefacción y no sabes cómo anticipar el dinero exacto.

TIPO DE RADIADOR PRECIO POR UNIDAD
ELÉCTRICO 1900 - 2200 euros
DE AGUA CALIENTE 900 - 3000 euros
DE ACEITE 30 - 170 euros
DE CALOR AZUL 100 - 340 euros

Estos precios hacen referencia a la instalación de cero de radiadores. Si solo quieres cambiar uno por otro te vas a mover entre los 150 y 500 euros. En caso de pensar en moverlo de sitio, te gastarás entre 100 y 300 euros.

A todo eso deberás sumar el suministro del radiador. ¿Y cuánto cuesta eso? Pues depende de muchas variables, pero podrías estar entre los 30 y los 300 euros. Con esos números ya puedes montarte un buen presupuesto.

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