De nada sirve tener una caldera de condensación ultraeficiente, ser muy cuidadosos a la hora de utilizar los electrodomésticos y gastarse un dineral en aislamiento para casa, si después no contamos con un buen termostato para controlar la temperatura de la calefacción.
Es este aparato el encargado de cortar el consumo de energía en el momento más interesante y el que nos ofrecerá las herramientas y los programas que necesitamos para adecuar nuestras necesidades al compromiso de ahorro adquirido.
Ahora bien, no es tan sencillo como decir: "¡vale! me compro uno". Hace unos años bastaba con acercarse a cualquier tienda especializada y elegir el más económico en relación a lo que quisieras gastarse. Hoy hay tipos de termostato para aburrir.
En mente seguramente tendrás el termostato analógico; ese que funciona con una ruleta y que no ofrece más funciones que la de fijar la temperatura. Sin pantallas ni programados. Vamos, lo que viene siendo un aparato de la era predigital.
Muchas viviendas siguen teniendo este tipo de termostato porque todavía no lo han cambiado y sigue funcionando bien. Sin embargo, hay que tener en cuenta que ignorar otras tecnologías más avanzadas supone desaprovechar una gran oportunidad de ahorro.
Por suerte, como ves en la imagen de más arriba, cada vez son más los que se deciden por la automatización de los termostatos inteligentes. No son los únicos, pero sí unos de los más interesantes en materia de eficiencia.
En este artículo queremos explicarte cuáles son los tipos de termostato que puedes comprar y qué has de tener en cuenta para tomar la mejor decisión. Antes de decir que sí a todo, estudia y evalúa tus posibilidades.
Para entender el funcionamiento de los más modernos primero tenemos que repasar la teoría más básica. El termostato mecánico, el de toda la vida, es un dispositivo capaz de poner en marcha la caldera y fijar un máximo/mínimo de temperatura para la vivienda.
Es lo que se conoce como temperatura de consigna. El aparato lleva integradas dos tiras de metal (hierro o cobre) que se expanden con el calor y se contraen con el frío. Cuando crecen mucho, presionan un contacto eléctrico cerrando el circuito. Es decir, encendiendo o apagando la calefacción.
Solemos asociar el termostato a la calefacción, pero la realidad es que estos dispositivos están por todas partes. Los hay que miden la temperatura, que controlan la concentración de CO2 o que se encargan únicamente de refrigerar. Hasta la nevera de casa y el coche llevan uno.
Cada uno ofrece un funcionamiento distinto, es verdad. Pero la realidad es que todos parten del mismo sistema que acabamos de explicar. Otra cosa es, que miremos tecnologías más avanzadas capaces de anticiparse a esa temperatura de consigna.
No es solo una cuestión de imagen o moda; saber escoger entre todos los tipos de termostato supone hacerse con el dispositivo que más energía te va a permitir ahorrar con la calefacción. Por algo la tecnología ofrece cada vez más precisión.
¿Tienes un termostato clásico en casa? No pasa nada por que lo sigas manteniendo, pero debes saber que podrías recortar bastante las facturas (hasta un 30%) si haces una pequeña inversión para cambiarlo.
También se le conoce como termostato mecánico. Este dispositivo es el que encontramos en la mayoría de viviendas con sistemas de calefacción instalados durante los años 90 y principios de los 2000.
Aún hoy se siguen utilizando porque son los modelos más baratos del mercado (casi descontinuados), y en ciertas situaciones —segundas residencias, viviendas de alquiler— siguen resultando interesantes en cuanto a calidad-precio. ¿Qué hay de la precisión? Bueno, dejan mucho que desear.
Dentro de los termostatos mecánicos encontramos una subdivisión a destacar:
Si estás pensando en instalar un nuevo termostato en casa, los expertos te recomiendan que huyas de estos modelos analógicos. Su falta de personalización y funciones programables terminarán siendo un sinónimo de ineficiencia y sobrecoste energético.
También conocido como TPI. De todos los tipos de termostato, este es uno de los más precisos por los cálculos que ofrecen los componentes digitales. Para ello emplea sensores electrónicos y pantallas en las que proyectar la información al milímetro.
Lo de TPI viene de "temporal proporcional integral"; un sistema que permite calcular la demanda de energía del termostato conectado a la caldera, para activar y desactivar la calefacción de forma intermitente.
De esa manera se consigue llegar a la temperatura de consigna consumiendo única y exclusivamente la energía necesaria para ello. ¿Que supone esto?
El agua irá enfriándose o calentándose en función de la demanda. Con una temperatura menor del líquido de retorno, la caldera condensará más tiempo. Ergo, consumirá menos.
El termostato digital suele venir equipado con un listado de funciones programables que siempre van a variar dependiendo de la marca. Suele haber diferencias en torno a las unidades temporales que se pueden acotar.
¿Son entonces perfectos? Los termostatos digitales siguen teniendo margen de mejora, pero son los más competitivos del mercado. Claro que esto supone un precio superior de adquisición. Si tienes un presupuesto limitado descubrirás que muchos de ellos están fuera de tu alcance.
Para muchos, no obstante, merece la pena realizar una inversión superior y conseguir algo tan práctico como la calefacción por wifi: activas el termostato a distancia desde el móvil, para tener la casa caliente antes de llegar a ella.
Mucho cuidado, porque no todos los termostatos digitales son cronotermostatos, pero sí todos los cronotermostatos son termostatos digitales. Nos referimos a que tener una pantallita no siempre implica ofrecer funciones de programación.
Por eso hemos separado estos modelos de los tipos de termostato anteriores. Si los buscas en el mercado, no tardarás en darte cuenta de que hacen mucho hincapié en las funciones automáticas y en la reducción del control activo.
Son los cronotermostatos son los ideales para quien busca la mayor personalización posible. Sus capacidades llegan hasta la idea de crear perfiles distintos con programaciones temporales específicas.
Vamos todavía un paso más allá. De los sensores electrónicos a los procesadores con funciones de programación. El termostato inteligente le da una vuelta a todo esto añadiendo a la receta una ausencia total de cables.
El termostato tradicional va conectado a la caldera con una serie de cables normalmente escondidos en las paredes. Estos modelos más avanzados se comunican directamente con el aparato mediante wifi.
¿Te interesa? Pues es lo menos importante. Estos tipos de termostato memorizan la temperatura y hora de funcionamiento más habituales, para que no tengas que hacer absolutamente nada. Ah, pero su verdadero potencial está en la deslocalización.
Esto es, en la posibilidad de operar el termostato desde el móvil, la tablet, el ordenador o cualquier otro dispositivo. Normalmente suelen ser compatibles con Google Home, Alexa y el resto de asistentes virtuales, por lo que se integran a la perfección con la domótica de casa.
Si tus radiadores de casa tienen válvulas termostáticas, podrás instalar cabezales especiales para vincularlos a todo el sistema. Con ello activarás y desactivarás la calefacción prácticamente a placer.
Valora apostar por modelos con geoubicación (encendido y apagado de la calefacción según tu proximidad a la casa), y sensores de ventanas (reacción si estamos ventilando, para que no se pierda el calor).
¿Quieres ahorrar calefacción? De todos los tipos de termostato, estos son los más eficientes del mercado. Y además con diferencia. Se los conoce como termostatos modulantes por que van cambiando la temperatura de la calefacción en función de la temperatura ambiente.
No hay forma más precisa de controlar el gasto que evitando ajustar el sistema en base a nuestras sensaciones. Este modelo de termostato se fija únicamente en si la habitación está más fría o más caliente, y aplica un consumo energético coherente en relación.
El termostato modulante normalmente va asociado a una caldera de condensación, y es capaz de añadir un 10% extra de ahorro de calefacción, al 30% aproximado que ya entregan los modelos digitales e inteligentes.
De acuerdo con el RITE (Reglamento de las Instalaciones Térmicas en la Edificación), estos dispositivos son de obligada instalación en toda edificación de obra nueva. La normativa ofrece además la posibilidad de colocar una sonda exterior a la casa. ¿Para qué exactamente?
Con ella el termostato no solo se ajusta a la temperatura de las habitaciones, sino también a la de la calle. Así puedes anticiparte a si va a hacer más o menos frío, y exigir un esfuerzo eficiente a la caldera.
Lo más habitual es que la casa a la que entres a vivir ya cuente con un termostato instalado. Pero ¿qué pasa si quieres cambiarlo? A nivel de colocación no tendrás ni idea que mínimos adoptar ni cómo proceder de acuerdo al espacio disponible.
Tranquilo porque te podemos ayudar (un poco):
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