La materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Bajo esta máxima han comenzado a florecer por toda España (y medio mundo) casas ecológicas; construcciones que minimizan su impacto medioambiental y se sintetizan con la naturaleza.
Ojo, no hablamos de cuevas ni de casas en árboles, sino de viviendas que se han levantado minimizando el impacto ecológico de todas las fases de construcción; que poseen materiales sostenibles y que están preparadas para consumir una cantidad de energía mínima.
Las casas pasivas, de las que ya te hablamos en otro artículo, son solo uno de los muchos tipos de casas ecológicas que se engloban bajo la arquitectura sostenible. Si buscas en Internet vas a encontrar mil apellidos; bioconstrucción, eco-arquitectura, arquitectura verde.
Todo ello hace referencia a lo mismo. ¿Y de dónde viene esta locura? Pues en realidad de muy atrás, de principios de siglo XX. Lo que pasa es que con las guerras y el posterior boom económico las casas ecológicas perdieron la batalla frente a las ciudades dormitorio.
A finales de los 70 el arquitecto Edward Mazria se saca de la manga el libro "Passive Solar Energy Book", metiendo la energía renovable en el hogar. Una década más tarde, la primera ministra noruega Gro Brundtland puso en la ONU las bases verdes actuales con su "desarrollo sostenible".
Los orígenes no son tan importantes como las posibilidades de montarse una casa ecológica en la actualidad. De aquí a 2030 España tiene que rehabilitar 1,2 millones de viviendas. En 2050 tendrán que ser 7 millones.
Claro que está en marcha el Plan de Rehabilitación y Regeneración Urbana con sus casi 7.000 millones de euros, pero ¿por qué no aprovecharlo para impulsar todavía más la casa pasiva? Decimos "todavía más" porque los números en los últimos años no han dejado de crecer.
De acuerdo con la Plataforma de Edificación Passivhaus, actualmente hay en España más de 190.000 m2 con certificación (189 proyectos). Para el año que viene se espera que aumente hasta los 380.000 m2 y los 352 proyectos.
De cumplirse estaríamos hablando de una locura energética: se ahorrarían 13,4 millones de kWh de energía y se dejarían de emitir 2550 toneladas de CO2. ¿Te va interesando el tema? Vayamos parte por parte.
Como ya hemos dicho, las casas ecológicas son viviendas en cuya construcción se han empleado materiales con el mínimo impacto medioambiental. Así, por ejemplo, la madera sustituye por completo al ladrillo y el hormigón. Lo mismo con otras comparativas.
La edificación es solo el primer paso del concepto sostenible de las casas ecológicas. Igual de importante es el diseño —en armonía con el entorno—, el equipamiento doméstico —de vanguardia y eficiencia— o la ubicación; estratégicamente pensada.
¿Que se consigue con todo ello? Por un lado reducir los daños colaterales que suelen sufrir los ecosistemas, reducir el impacto visual de la arquitectura, y por otro ahorrar una gran cantidad de energía. El balance final, por tanto, es muy positivo para el planeta.
No vale con elegir lo visiblemente sostenible. Para las casas ecológicas se miden los ciclos de vida de los materiales de acuerdo a las DAP, Declaraciones Ambientales de Producto regladas por la Norma ISO 14025.
A nivel de características, los recursos deben ofrecer un bajo contenido energético, mínimas emisiones de gases de efecto invernadero, poseer material particulado o ser reciclados, entre muchas otras.
Para el caso de la madera, se evitan los bosques nativos y se priorizan las de cultivo como el pino y otras especies similares. También destacan el aluminio primario y comercial, el neopreno, las pinturas sintéticas, el poliestireno expandido y extruido o el cobre primario.
Para conseguir el ahorro energético buscado, las casas ecológicas solo se proyectan sobre ubicaciones ya de por sí eficientes. Para diseñarlas se exige con anterioridad datos bioclimáticos de todo tipo:
Todo esto tiene sentido si te paras a pensarlo. Una buena ubicación garantizará muchas horas de luz (menor gasto eléctrico), más calor natural (menos calefacción), mejor ventilación y mayor aprovechamiento eólico/solar (a favor del autoconsumo).
Por esto todas las casas ecológicas se encuentran en ubicaciones tan exóticas y poco frecuentes. De escalarlo a nivel global, esta premisa no sería aplicable, pero se podría adaptar de forma parcial.
Por su puesto que todas las ventanas van con protección a puente térmico y doble cristal, que el suelo es radiante y que las fachadas son ventiladas. Con un buen aislamiento se reducen las necesidades de calefacción (y también su impacto medioambiental).
La idea es que las casas ecológicas puedan abastecerse de forma natural de los recursos que ofrece el propio entorno, con una estanqueidad absoluta. Las más eficientes son capaces de retener en su interior hasta el 95% del calor que reciben por radiación.
Olvídate de lo de abrir una ventana y la opuesta para generar corriente. En las casas ecológicas se maneja el concepto de enfriamiento pasivo. Es decir, que la vivienda se autorregula la temperatura sin medios externos (en ese caso tú mismo).
Para ello se utilizan muros de entre 15 y 60 centímetros, se instalan chimeneas solares y se planifican con cuidado los materiales en según qué ubicaciones. Suele ser recomendable instalar además Ventilación Mecánica Controlada y elegir bien la orientación.
Por supuesto que no en las casas ecológicas no vas a encontrar calderas de gasoil ni las ya prohibidas y vetustas alternativas de carbón. Se apuesta firmemente por los paneles solares, las minieólicas, la geotermia y las bombas de calor en general.
No se contempla ni por asomo el uso de hidrocarburos y se busca en todo momento el sistema energético más eficiente para cada vivienda. Lo mismo aplica para las bombillas (todas LED), los electrodomésticos (de clase A+), la grifería y el resto de equipamientos.
Esto es como todo: si lo miras a corto plazo las casas ecológicas son muy caras, pero si observas el cuadro desde lejos, a largo plazo, las conclusiones son justo las contrarias. Te bastarían menos de 10 años para amortizar y empezar a ahorrar.
Tal y como señalan desde Idealista, si se ejecuta correctamente el proyecto es posible llegar a ahorrar hasta 2500 euros al año en energía. ¿Y qué hay de la inversión? La cosa varía mucho pero podemos lanzar una afirmación.
Tirando por lo bajo te vas a topar con que el precio por m2 ronda los 1200 euros. El presupuesto oscila tanto porque el abanico de posibilidades en los distintos frentes del proyecto son muy variados. Ah, y hablamos siempre de en torno a 180 m2 de superficie.
Para que te hagas una idea de hasta dónde pueden llegar, la casa ecológica más cara del mundo está en Ashland, Oregón, y cuesta más de 7,6 millones de dólares. Recuerda que cuanto más gastes menos rentable será la inversión.
Ya hemos dicho antes que no, que la casa pasiva no es exactamente lo mismo que la casa ecológica. Aunque las dos persiguen el ahorro energético, no comparten mismas premisas durante la construcción. El diseño bioclimático puede confundir aquí.
Para no complicarlo podemos decir que las casas ecológicas solo emplean materiales sostenibles como la madera, y que las casas pasivas apuestan por otros productos. No es raro encontrar en estas hormigón y ladrillo por su alta densidad para retener el calor de la radiación.
¿Es mejor una casa pasiva o una casa ecológica? Va a depender de tus objetivos. Si lo único que quieres es ahorrar energía, la primera te va a permitir hacerlo sin tener que desembolsar tanto dinero en un primer momento.
Pero si lo que buscas demás es minimizar tu impacto medioambiental y combatir abiertamente el cambio climático, entonces no hay duda de que debes abanderar el movimiento de las casas ecológicas.
Ojo, que ambos conceptos son máximos de la eficiencia. Si no tienes tanto presupuesto siempre tienes al alcance de tu mano hábitos de consumo responsables para aplicar en el día a día.
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